Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento
62 – migraciones transnacionales des que expresa la población migrante, en tanto nuevos habitantes del territorio. También vemos –a partir de los resultados– cómo está instalada una diferencia- ción culturalista-clasista en la intervención pública en tanto prevalece una idea entre funcionarios de salud, de que existen grupos más o menos sensibilizados hacia los cuidados de salud y otros colectivos que no lo están, lo que incide en la construcción de un imaginario sobre los niveles de desarrollo de los países de los cuales procede la población migrante (Galaz, 2009). Esto revela ciertas prácticas colonialistas y de un posicionamiento etnocéntrico respecto de los/as nuevos/ as residentes. Esta intervención pública se sustenta en una posición institucional legitimada socialmente, lo que construye específicos imaginarios sociales sobre estos sujetos: principalmente una construcción de diferencia jerarquizada entre nacionales y no nacionales, y además subalternizada, donde la poblaciónmigran- te se posiciona en los márgenes del sistema social (Galaz y Yufra, 2016). Esta construcción de un imaginario negativo sobre la población migrante, afecta al ejercicio de sus derechos en el área de la salud, presentándose prácticas diferen- ciadas de atención y distintos niveles de accesibilidad. En esta línea, llama la atención el alto porcentaje de personas nacidas en Argentina que habitan en Aysén, en contraste con la baja representación de po- blación haitiana en la región, y cómo este último colectivo aparece presente en muchos de los discursos de las y los profesionales, no así el argentino. Esto nos remite a que los imaginarios negativos sobre la población inmigrada se expresan, más allá de la categoría nacional, en función de un eje racial, cuestión que es su- mamente preocupante y que requiere de una rápida intervención. Esto coincide con lo señalado por Stolcke (1995) a propósito del surgimiento de las “nuevas retóricas de la exclusión”, discursos con una carga valórica negativa que ubica en la población migrante la responsabilidad en torno al deterioro de los servicios sociales y del propio Estado de bienestar. Todo ello redunda, consi- derando un punto de vista interseccional (Crenshaw, 1995), en la concatenación de diferentes desigualdades de género, clase y procedencia, en un territorio como Aysén de alta demanda turística que establece una clara diferencia jerarquizada entre extranjeros/as transeúntes europeos y de países centrales versus personas inmigradas de origen latinoamericano. Los datos muestran cómo en el ámbito de salud se pueden constatar procesos de racialización, especialmente respecto de la población haitiana; de generización, en particular sobre algunas mujeres colombianas y dominicanas; de xenofobia, por la denostación de ciertos países de procedencia, especialmente latinoamericanos; de clasismo, donde la pobla- ción migrante residente trabajadora es vista de forma negativa y poco deseada en relación a la población extranjera de mayor estatus económico. Pese a ello, tam-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=