Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento
58 – migraciones transnacionales procedencia nacional y género se condensa en el imaginario negativo asociado a la trabajadora sexual, quien aparece como el sujeto máximo de diferencia en el territorio. Tal y como indica una entrevistada al consultarle por posibles situa- ciones de discriminación en atención sanitaria, afirmando que estas situaciones se darían en torno a la fenotipia: “Sí [hay discriminación] más que nada por el color de piel y por venir de países como Colombia o Cuba, entonces siempre dan una atención como con menosprecio… de repente trata a la otra como prostituta o algo por el estilo”. (Mujer Brasil, Coyhai- que, 2018). Estos imaginarios en torno a ciertos nichos de trabajo que ejercerían algunas mujeres inmigradas –lo que no surge hacia los hombres inmigrantes–, también son identificados por profesionales de la salud, indicando que: “Yo creo que existe una concepción en general y también fuertemente en los servi- cios, así como que las mujeres migradas son como… vienen casi todas a prostituirse. Lamentablemente es como ese el concepto que… si viene una haitiana o una colom- biana, ellas vienen a prostituirse. Entonces la perspectiva de salud es de prevención de its y ets”. (Matrona, Coyhaique, 2018) Esta última cita pone de manifiesto la vinculación sexo-generizada que rea- lizan profesionales de la salud sobre las mujeres inmigrantes y prostitución. Este estereotipo nos remite a tres elementos. Primero, invisibiliza el derecho de las mujeres sobre su cuerpo y la posibilidad de ejercer el trabajo sexual de forma autónoma y libre. Segundo, no cuestiona a la sociedad de acogida y las limitantes que ésta puede generar, estructural e institucionalmente, para que las mujeres in- migrantes puedan explorar y acceder a otros espacios de trabajo ( Juliano, 2004). Tercero, este tipo de estereotipos pueden afectar las decisiones de atención en salud. En este último caso, esta categorización abre paso establecer focos priori- tarios de atención hacia mujeres migrantes, como programas de prevención de its y ets. A pesar de que no se realizan campañas específicas de salud sexual y reproductiva para las migrantes, algunas funcionarias plantean que persiste la creencia de que la mayor parte de la población que ejerce el comercio sexual es el de mujeres inmigradas, estigmatizando y generalizando al colectivo. “Acá, por ejemplo, un buen porcentaje de las mujeres llegaron por el comercio se- xual, pero en realidad son súper adherentes a los controles, no tenemos problemas
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