Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento
36 – migraciones transnacionales “Yo he disfrutado esta tranquilidad que se vive en el día a día, que pueda llevar a mis hijos al parque para mí es un plus, una ganancia que yo no tuve en Venezuela por mucho tiempo. Entonces… la agradezco, siento que ha habido una receptividad muy potente a nivel de los colegios, hemos postulado en colegios privados estos dos años, entonces no sé si hay una distinción por ese aspecto, pero de verdad que ha sido muy receptiva la comunidad de los colegios. Este año empezaremos a ver cómo es en otro entorno porque ya son otros colegios, municipales… a ver qué pasa, pero en general a nivel laboral pues también he sentido esa apertura, claro, hay de todo, hay gente muy amable… ”. Sin embargo, su esposo Juan –después de dos años residiendo en Santiago– pone en perspectiva ambos países y los contrastes entre un proyecto “comunista” (chavista, a partir de la figura de Hugo Chávez), como denomina el modelo po- lítico de su país, y el sistema neoliberal de Chile, quedando disconforme debido al excesivo costo de la vida en Chile: “Yo estoy en una situación un poco más contradictoria. Por la experiencia de mis dos hijas en estos dos años yo estoy muy agradecido de Chile, a nivel de lo que ha sido la relación de ellas en sus colegios, con sus maestras, con sus compañeros con todo. Yo a nivel laboral también, no me quejo, me han tratado bien. Este… pero ya ahora me estoy dando cuenta que Chile es un país muy capitalista, digamos que éste es el expe- rimento del capitalismo salvaje, rudo, pero rudo, digamos que es el extremo opuesto de lo que somos en Venezuela, en Venezuela hay un comunismo de porquería que nada sirve, entonces aquí yo siento que Chile es un país muy caro, ahora con dos años lo padezco, pero bueno, hay que seguir”. Todos coinciden en que su actual situación es mejor que la vivida en Vene- zuela, a pesar de las dificultades, habiendo –la mayoría– ayudado a otros inmi- grantes en sus primeros días en Chile. El relato de Jenny destaca la seguridad y las posibilidades de elección comercial, a diferencia de su país de origen, contraste que la impacta y entristece: “Ah, pues la tranquilidad, la verdad que sí el poder caminar uno sin estar con esa zozobra… cuando entré al supermercado acá o sea yo dije, casi que se me salieron las lágrimas, dije: ‘Dios mío no es posible que nosotros estemos como estemos’, o sea que yo nadamás tenga que comprar, que vaya al supermercado y compro un litro de leche que es lo que necesito, no como hacemos en Venezuela que tenemos que comprar lo que con- sigamos, la cantidad que consigamos porque o sino no lo vamos a conseguir después”.
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