Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento
34 – migraciones transnacionales “Acá soy secretaria, recepcionista, en un centro médico, hago de todo. Allá era la jefa [de una empresa]. Aquí soy una empleada más. Te vas a encontrar muchos venezolanos que allá eran empresarios de grandes puestos y acá están… Eso es un problema y les causa muchos problemas a los trabajadores chilenos, porque tú llegas aquí y tienes que competir con personas que ese es su trabajo, su nivel de trabajo y es injusto que tú ingeniero de tal cosa, compitas con él, porque no estás igual, entonces el jefe te ve a ti como la preferencia y cosas que no debería”. Alexis manifiesta que poco a poco ha ido perdiendo el temor a estar en otro país, mientras intenta construir una buena vida en Chile, sin perder la esperanza de que se reconozca el nivel educacional que logró en Venezuela: “ Me venía a conocer otro mundo, y aquí me tocó llegar a empezar de cero. Yo llegué y me fui a la Universidad de Chile, al ciae… y pues, conocí a algunos docentes y a algunos investigadores, pero hasta el momento, no he podido ingresar a una inves- tigación, ni como voluntaria, porque era el problema de mis documentos, que no los tenía. Entonces, siempre, fui hasta a ofrecerme como voluntaria, la idea era conocer cómo era la cultura, cómo se desenvuelve cada contenido programático y no se me da la oportunidad de dar clases. Me tocó hacer otras cosas, trabajé en tiendas, ahorita estoy en un call center, en una mesa educativa, tuve la oportunidad de trabajar en una tienda que me sirvió para moverme y conocer lo que era realmente el ser hu- mano como tal, y eso me quitó el temor de caminar, de tropezarme, de que sí puedo estar aquí, porque todos somos seres humanos, normales”. Una categoría central del desarraigo es la reflexión y nostalgia sobre lo que se deja en el territorio original al momento de migrar. En los discursos de los venezolanos se reiteran la familia y amigos, el trabajo, la carrera y el estatus que se había alcanzado. Como señala Héctor, la familia tiene un lugar prioritario: “yo, al tener a mis dos niños, me preparé psicológicamente, los preparé a ellos, ex- plicándole, un poco de lo que ellos podían entender, porque la niña tiene 5 años y el niño tiene 8 años, y cómo le explicas tú a un niño de que te tienes que ir, por tales razones, pero que pronto los iba a ver. Y bueno, todos los preparativos, por ejemplo, dejar a la mamá con una autoridad de que pueda decidir qué hacer con ellos porque yo no estoy, y ese tipo de cosas”. El trabajo y el desarrollo profesional son las aspiraciones centrales en el ima- ginario de los venezolanos, poder desempeñarse en la especialidad de cada uno,
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