Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento

Actitudes y opiniones contrastadas en materia de sexualidad – 347 están bien, se pelean. Mi hermana tiene alguien bien, yo ya lo conocía de antes. Yo lo veo mal (el hecho de tener un hijo) porque los ve jodidos. Mi hermana, su marido no trabaja, tiene 3 hijos y ella trabaja y los cuida a ellos. Es cada día una lucha. Mi hermana en Barcelona, mi hermano en Cádiz y vivo con mi hermana aquí, yo vivo con ella, con la familia de él”. (Antonio, 19 años, 2 años en Suiza) Estos testimonios sugieren que la paternidad juvenil sería un fenómeno co- mún en sus países de origen, sobretodo en estratos sociales bajos donde los jó- venes, al tener pocas perspectivas de futuro, construyen sus identidades a partir de la paternidad (Fuller, 2001). Como lo expresa Nicolás, su llegada a Suiza lo ha “salvado” –de alguna manera– de la paternidad juvenil. Según él, si se hubiera quedado en Bolivia ya hubiera sido padre, como muchos de sus amigos. “Si me hubiera quedado en Bolivia, creo que ya me habría convertido en padre [… ] Cuando estuve allí en diciembre, me impresionó; digamos que, entre 40 ami- gos, de 25 a 30 tenían hijos […] cuando llegué a Suiza, yo tenía 17 años y también pensaba de esa manera. Pero cuando me integré más en Suiza, mis pensamientos cambiaron, y eso mirando a mis amigos suizos que querían hacer una formación profesional, viajar… yo también quiero hacer eso. ¿Así que hoy convertirme en pa- dre? No, me gustaría estudiar más, estudiar por mí mismo y apoyar a mi familia […]” (Nicolás, 23 años, boliviano, aprendiz, llegó a la edad de 17 años) Inversamente, en Suiza la paternidad es pensada como un proyecto a concre- tizar una vez alcanzada una plena estabilidad emocional, psicológica y material (Bajos y Ferrand, 2006). En estas condiciones, la paternidad es incompatible con la etapa juvenil, ésta última caracterizada por la experimentación y el descubri- miento. Los discursos de los grupos de pares de “aquí” ponen énfasis en la prác- tica de una sexualidad masculina recreativa, pero, esta vez, haciendo hincapié en la necesidad de protegerse (Barrense-Dias et al., 2018). En este sentido, discursos parentales y del grupo de iguales no entran en contradicción, al contrario, se complementan puesto que, el hecho de retardar la paternidad corresponde a las expectativas familiares. Paralelamente, en la medida en que las condiciones de llegada al nuevo país permiten una integración social, profesional, económica, las perspectivas de los jóvenes se hacen mayores dando lugar a una recomposición de los ejes identita- rios. Según Fuller [2001], la masculinidad es un proceso en tensión entre el lado masculino (donde el hombre debe probar que es fuerte, sexualmente activo y heterosexual), el lado de la esfera doméstica (donde debe ser responsable: ser

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