Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento

302 – migraciones transnacionales migrantes mexicanos o aficionados a la música jarocha del estado de Veracruz, convocan año con año a los fandangos europeos que se realizan en países como Francia, Inglaterra y Alemania. Otro de los casos que quiero referir es la música haitiana en la ciudad de Tijuana y Mexicali. Esta tradición es muy reciente y tiene origen en el éxodo que sufriera Haití después de los terremotos de los últimos años. Hoy en día, ciudades del estado de Baja California, como Tijuana y Mexicali, pese a estar en el extremo occidental del continente, han recibido varios miles de ciudada- nos que buscan asilo político en Estados Unidos. En Tijuana al menos ocho mil haitianos migraron desde el sur del continente, saliendo de Haití a Brasil, para dirigirse posteriormente hacia Colombia y recorrer la costa del Pacífico hasta llegar a Tijuana. Desde luego, una gran parte realizó el viaje en avión, una vez que obtuvieron recursos empleándose en trabajos relacionados a las Olimpiadas de Rio de Janeiro 2016 13 . Al establecerse en la frontera de México y Tijuana, el grupo haitianos fue apoyado sorpresivamente por la sociedad civil tijuanense que se volcó para ayu- darlos, darles comida y albergue a diversas familias. En esta campaña solidaria que se desarrolla hasta el día de hoy, participó tanto la sociedad civil como di- versas organizaciones religiosas. Lo interesante es que, dentro de estas pequeñas comunidades, también desarrollaron por un lado la música popular haitiana y, por otro, se les ha dado clases de pintura y de música jarocha veracruzana sobre todo en los albergues más significativos como La Pequeña Haití. En cuanto a la historia de los registros sonoros del norte de México, pode- mos señalar, sin lugar a dudas, que los exploradores y antropólogos interesados en conocer culturas distintas a la propia, fueron los primeros que utilizaron la tecnología del sonido como auxiliar para documentar manifestaciones orales y musicales. Gracias a ellos, aún se conservan registros sonoros efectuados con la incipiente tecnología de finales del siglo xix, como es el caso de los cilindros de cera grabados por Carl Lumholtz (1981/1905, p. i-xx) durante sus viajes por Mé- xico de 1890 a 1898, y que ahora son reguardados en la Universidad de Indiana. No obstante, en California actualmente la Universidad de California conserva y restaura con alta tecnología los cilindros de cera utilizados para el registro de la música indígena yumana del norte, similares a los que utilizara Lumhlotz a finales del siglo xix para grabar a tarahumaras y huicholes. A pesar de la evidente ayuda que el fonorregistro representó, éste no fue 13 Las características de esta población es que obtuvo cierto ingreso en los trabajos temporales, siendo el de las olimpiadas el más representativo.

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