Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento
De la pregunta por la Diversidad Cultural en la Escuela a la Fiesta Multicultural – 199 del año 1993 como el del año 2000, no alcanzan siquiera a interrogar la incom- patibilidad de la perspectiva transcultural con la noción de salud mental, con- firmando la comprensión universalista desde la que se orienta dicha noción en ambos planes. En el Modelo de Atención Integral en Salud y en los Planes Nacionales en Salud Mental y Psiquiatría vigente hasta octubre del año 2017 (Ministerio de Sa- lud, 2000), observamos cómo se instala el aparataje de gubernamentalidad entre la institucionalidad y dicho colectivo, asfaltando el camino para una relación significada como vertical y prescriptiva. Es así como la oferta de servicios que aparecen como rígidos y normativizados, se convierten en el sustento discursivo de prácticas de gobierno y de control social en salud mental. Foucault entiende que donde hay poder hay múltiples puntos de resistencia, presentes en todas partes en la red de poder (Foucault, 1976). En este caso, la red de poder se manifiesta en la institucionalidad en salud mental a través del accionar de los/las profesionales tratantes. Es importante comprender que las relaciones entre profesionales tratantes y pacientes migrantes no ocurren “en el aire”, sino que están situadas en un contexto específico y en una contingencia histórica determinada (Brah, 2004). Esto es fundamental en dos aspectos: pri- mero, ya que permite interrogarnos acerca de las posibilidades que tendrían los/ las profesionales tratantes de posicionarse respecto a la lógica discursiva insti- tucional, pensando en dichas experiencias de posicionamiento como procesos situados, en un contexto específico y en una contingencia histórica determinada (Brah, 2004). Al incorporar el tercer Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría la no- ción de determinantes sociales en la salud, se entiende que la salud y la man- tención de la salud no provienen de elecciones individuales en estricto sentido, sino también de condiciones que da el contexto, sumado al predominio social y económico sobre las condiciones de vida de los sujetos y sobre su estado de salud (Ministerio de Salud, 2017). Esto es extremadamente pertinente en el caso de las personas migrantes, ya que la introducción de condiciones socioeconómicas y estructurales que dificultan el proceso migratorio, impactan fuertemente a los sujetos con efectos en la salud mental de esta población (Becerra, 2015; Becerra y Altimir, 2013; 2012). Además, la introducción de los determinantes sociales de la salud en los lineamientos nacionales en salud mental, implica también la iden- tificación de factores en los cuales sería posible intervenir a través de políticas públicas específicas en salud mental con dicha población. Esto es especialmente relevante en el espacio clínico de las atenciones en salud mental con migrantes en la red, ya que la construcción del sujeto migrante
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