Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento

De la pregunta por la Diversidad Cultural en la Escuela a la Fiesta Multicultural – 193 El Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría 2017-2025 En el mes de noviembre del año 2017 fue lanzado el nuevo Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría por el Ministerio de Salud, el cual abarca los objeti- vos estratégicos y programáticos para el período 2017-2025. Para su formulación, se consideraron aspectos epidemiológicos, legislativos, financieros e intersecto- riales, desde un análisis detallado de la red asistencial en salud mental y los re- cursos humanos, en un proceso ampliamente participativo, que convocó tanto a profesionales y técnicos del sector, como a colegios profesionales, sociedades científicas, organizaciones no gubernamentales, representantes de la academia, organizaciones de usuarios y familiares de usuarios de salud mental (Ministerio de Salud, 2017). La revisión del tercer plan y de sus lineamientos, revela importantes avances en relación al plan anterior. Uno de los aportes es la incorporación, a nivel trans- versal, de la noción de determinantes sociales en la salud. Son determinantes sociales de la salud “todas aquellas condiciones sociales en las cuales las perso- nas, familias y comunidades viven y trabajan y que afectan su salud” (Cabieses, Bernales y McIntyre, 2017). Los determinantes sociales de la salud comprenden los determinantes estructurales y las condiciones de vida de las personas en su conjunto, como causas de desigualdades sanitarias entre los diferentes países y al interior de cada país (Organización Mundial de la Salud, 2009). Al respecto, la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud de la OrganizaciónMundial de la Salud, encargada de la elaboración del Modelo de Determinantes Sociales de la Salud, señala: “La mala salud de los pobres, el gradiente social de salud dentro de los países y las grandes desigualdades sanitarias entre los países están provocadas por una distribución desigual, a nivel mundial y nacional, del poder, los ingresos, los bie- nes y los servicios, y por las consiguientes injusticias que afectan a las condicio- nes de vida de la población de forma inmediata y visible (acceso a atención sani- taria, escolarización, educación, condiciones de trabajo y tiempo libre, vivienda, comunidades, pueblos o ciudades) y a la posibilidad de tener una vida próspera. Esa distribución desigual de experiencias perjudiciales para la salud no es, en ningún caso, un fenómeno “natural”, sino el resultado de una nefasta combina- ción de políticas y programas sociales deficientes, arreglos económicos injustos y una mala gestión política” (Organización Mundial de la Salud, 2009, p. 1). En línea con una corriente de consenso internacional, la migración está siendo planteada y analizada –también en nuestro país– como un determinante

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