Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento
Habitando e imaginando desde un Santiago pluricultural segregado – 15 Habitando e imaginando desde un Santiago pluricultural segregado: inmigrantes haitianos y venezolanos, ¿arraigo o retorno? Nicolás Gissi B. Departamento de Antropología, Universidad de Chile. Introducción Los desplazamientos dentro de América Latina han aumentado de manera im- portante durante los últimos treinta años, siendo Chile uno de los países, junto a Argentina y Colombia, que concentra actualmente el mayor flujo inmigratorio regional ya no sólo proviniendo desde las poblaciones fronterizas de Perú, Ar- gentina y Bolivia. Estas nuevas realidades han generado múltiples desafíos para la convivencia pluricultural y el desarrollo social en las ciudades, convocando el interés científico de las ciencias sociales en Chile. Según los datos del Censo 2017 (ine, 2018), en Chile habría 746.465 mi- grantes, representando el 4.4% de la población censada y caracterizándose por haber llegado al país en la última década, ya que el 66.7% declaró haber ingresado entre 2010 y el día del censo (19 de abril de 2017), y el 61% entre 2015 y abril de 2017. Estas cifras aumentaron en 2019. De acuerdo a los datos del ine y dem (2019), en Chile había 1.251.225 migrantes, representando el 6.6% de la población total. El último registro se dio en marzo de 2020, observándose para el 31 de di- ciembre de 2019 un total de 1.492.522 personas extranjeras, de las cuales 763.776 son hombres y 728.746 son mujeres. Los principales cinco colectivos provienen de América del sur: Venezuela (30,5%), Perú (15,8%), Haití (12,5%), Colombia (10,8%) y Bolivia (8,0%), concentrando el 77,6% del total de la población extran- jera residente en Chile (ine y dem, 2020). De esta manera, se puede constatar que, en los últimos años, hay un fuerte aumento de la inmigración en Chile, y que los colectivos haitiano y venezolano tienen una presencia protagónica en el país. Haití vive una larga e histórica crisis política y económica que le ha signifi- cado tener una de las mayores desigualdades del mundo. Los problemas sociales –de raíz neocolonial– aumentaron con el terremoto del año 2010 y posterior brote de cólera en 2012 (Rojas, Amodey Vásquez, 2017), acontecimiento sísmico que destruyó infraestructura básica. La fragilidad de su Estado, el que ha sido ca-
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