Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento
176 – migraciones transnacionales ciativas de visibilización de la diversidad cultural, y en particular la común fiesta multicultural, sintetizan varios fenómenos que han ido apareciendo a medida que he presentado los resultados de esta investigación, como las contradicciones al abordar la temática de la diversidad cultural en la escuela; o, la falta de herra- mientas y espacios para darle un tratamiento más acabado. Debido a la popularidad de la mencionada estrategia, es necesario revisar críticamente las formas y fundamentos específicos sobre los cuales se erigen cada una de aquellas iniciativas. Finalmente, ¿qué es la visibilización si no se habla de las condiciones de exclusión de esas identidades que se hacen necesarias de visibilizar? El reconocer estas condiciones pareciera que da miedo, como si el hecho de decir que existe la discriminación y la exclusión, fuera avalarla. Por esto, las escuelas se transforman en espacios en donde todos aceptan y valoran la diversidad discursivamente, pero en la práctica, no se sabe bien cómo superar los estereotipos y paradojas de la cuestión del contacto cultural. Como se aprecia, no se puede asegurar que estas instancias cumplan con otorgar un espacio de visibilidad efectivo y reivindicador para aquellas iden- tidades negadas en la sociedad, más bien lo que podemos tener por seguro es que aquí, la escuela como institución logra visibilizarse como un escenario de diversidad. En otras palabras, estos eventos finalmente cumplen con un objetivo comunicacional institucional. El problema es que no es lo mismo comunicar que Se es un lugar diverso o inclusivo , que decir que Se es un lugar que trabaja para acabar con la discriminación racial/cultural/nacional existente en la sociedad, y, por lo tanto, con expresiones en el espacio escolar. Y, de esta manera se ignora que –siguiendo las reflexiones de Salas (2014), Riedemann y Stefoni (2015), y Fornet Betancourt (2011)– la invisibilización de las formas en que se produce la exclu- sión es una de las principales maneras en las que esta se reproduce. Para concluir, sabemos que hoy en día son las escuelas las que deben idear y desarrollar de forma autónoma la mayoría de estas estrategias, pero que allí se gesten no es precisamente lo problemático. El conocimiento situado y la expe- riencia hace de esos lugares los sitios idóneos para gestar las estrategias educacio- nales a aplicar. Sin embargo, es un hecho el que no se encuentran en condiciones apropiadas para generarlas por sí solas. Como se muestra en lo referido a las limi- taciones y carencias del campo escolar, muchas de éstas responden a dimensiones estructurales de un sistema educativo que es rígido y al cual las instituciones, en su ritmo cotidiano, sólo alcanzan a hacer acomodaciones, volviéndose sus acto- res muchas veces meros ejecutantes de políticas. Esto, en conjunto además con las carencias que tiene la academia para aterrizar de forma útil en los espacios que estudia (Álvarez-Álvarez, 2015), vuelve compleja y distante la relación entre el
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