Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento
150 – migraciones transnacionales “La peña intercultural, todos participan, como es 18, pero en vez de hacer algo súper diciochero, hacen una peña intercultural donde participamos todos, hay gente que por ejemplo si ella canta puede cantar, te tienen que invitar para participar, si no a ver, tienen que participar” (Entrevista Grupal Estudiantes Liceo 3). Este tipo de acciones, ampliamente desarrolladas por las escuelas naciona- les, dan cuenta de una forma de inclusión que se corresponde con el enfoque de las contribuciones (Banks, 1989 y 1994; Gibson, 1991; McCarthy, 1994; Muñoz, 2001; Ytarte, 2005; Lluch, 2005; Poblete, 2009; Escarbajal, 2011), cuyo objetivo es la incorporación de contenidos tales como festividades y celebraciones de los grupos que entran en articulación en los espacios educativos. Si bien se trata de un primer nivel de trabajo, es importante avanzar hacia formas más profundas de visibilización de la diversidad, por ejemplo, a través de la transformación cu- rricular, dado que el riesgo de no hacerlo implica concebir la diferencia cultural como una cuestión puramente folclórica (Poblete, 2018). Sin embargo, este tipo de iniciativas no son consideradas en el Liceo 2: “Como viene el 18 de septiembre, la peña acá en el colegio es como cueca, la profesora no quiere… quiere que los chilenos adelante, porque como su baile es la cueca, y los extranjeros atrás” (Entrevista Grupal Estudiantes Liceo 2). Un último punto que es relevante y que da cuenta de una situación compar- tida en todos los establecimientos estudiados, dice relación con el hecho que los centros educativos “hacen lo que pueden” para trabajar con los/as estudiantes migrantes y favorecer su inclusión. Como indica este profesional: “Te voy a decir algo que es horrible, pero hemos hecho lo que hemos podido, y que hemos estado de a poco incorporándonos a los desafíos que significa, como estar al tanto de… ” (Encargado Interculturalidad Liceo 3). Este tipo de relatos se repite con frecuencia en buena parte de las escuelas y liceos del país que reciben población migrante. La irrupción de niños, niñas y adolescentes extranjeros en el sistema educacional ha tensionado las prácticas y estructuras tradicionales, demandando nuevas formas de trabajo al interior de los centros educativos y las aulas, para las cuales no hay aún una respuesta efec- tiva. Por otro lado, el propio modelo de gestión educativa que el país se ha dado no genera los apoyos suficientes para abordar esta nueva realidad. En efecto, el
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