Los cazadores-recolectores y las plantas en Patagonia: perspectivas desde el sitio cueva Baño Nuevo 1, Aisén

Las plantas – 27 de sugerir la estacionalidad de las ocupaciones de los sitios arqueológicos a partir de las evidencias vegetales por la presencia de flores y/o frutos, que corresponden a las etapas fenológicas de las plantas y, por lo tanto, a ciertas épocas de floración y fructificación, respectivamente. Sin dudas, ésta constituye una información que debe complementarse con otros indicadores, tales como la fauna, materiales malacológicos, etc., ya que existe la posibilidad de que la presencia/ausencia de un fruto o flor no necesariamente indique ni se explique por la misma estación de la ocupación de un sitio (Monks 1981), al igual que en el caso de los otros indicadores. La ausencia de indicadores para estación tampoco significa la no ocupación del sitio durante dicha estación. Cadena operativa Es importante entender el uso de los recursos vegetales y contextualizarlo en una cadena operativa, dividida en varias fases, a partir de lo cual se puede visualizar su función. Es posible establecer qué fases de la cadena operativa corresponden a cada uno de los restos vegetales, o a un conjunto de ellos, recuperados en un sitio, y cuáles de ellas están representadas en el mismo (Hastorf y Popper 1988; Pérez de Micou 1991). Al trabajar con los restos del uso de las plantas, por lo tanto, se hace necesario identificar las etapas de procesamiento, de manera de distinguir qué se descarta y cómo se altera físicamente y, en definitiva, cómo estos restos son consecuencia de un determinado momento de la elaboración vegetal. Para esta tarea, Pérez de Micou (1991: 207), basándose en Schiffer (1987), utiliza una serie de criterios para la elaboración de un esquema de cadena operativa para las plantas, haciendo la distinción entre los elementos consumibles (alimentación y medicina) y durables (tecnofacturas). Establece las siguientes etapas: obten- ción, preparación, consumo/uso y descarte, las cuales modeliza según cómo se manifestarían al momento del uso y cómo se materializan en los contextos ar- queológicos. Por lo tanto, el aprovisionamiento se refiere a las partes de las plantas que son colectadas y el uso de algún instrumento para su extracción. La preparación se reflejaría en los métodos utilizados en preparar el vegetal, por ejemplo, la mo- lienda, la cocción, el raspado y el corte, lo cual también se extrapola para los usos. El consumo/uso se refiere al modo en que se consume/usa, y el descarte da cuenta de las partes desechadas. En cuanto a los indicadores de estos criterios en el contexto arqueológico, se esperaría encontrar el descarte de algunas partes o la presencia de instrumentos según cómo se obtenga, prepare, consuma y utilice cada planta. En este sentido, se explica la utilidad de los microfósiles para re-

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