Los cazadores-recolectores y las plantas en Patagonia: perspectivas desde el sitio cueva Baño Nuevo 1, Aisén
26 – los cazadores-recolectores y las plantas en patagonia Asimismo, la flora puede funcionar como un indicador de accesibilidad y apropiación de recursos vegetales de otras áreas, ya que las plantas se caracteri- zan por habitar ciertos ambientes que son sensibles a diferencias de temperatu- ras, altura, humedad, exposición al sol, etc. (Ford 1979). Por lo tanto, es posible localizar tales microzonas en la geografía local actual (Bonzani 1997; Rossen y Ramírez 1997) y estimar su existencia en el pasado, considerando los cambios ambientales ocurridos. A partir de la identificación taxonómica de las evidencias vegetales se pue- den diferenciar aquellas especies que tienden a una distribución extensa de aquellas de distribución restringida y exclusivas de ciertas microzonas (Bonza- ni 1997; Rossen y Ramírez 1997). Por lo tanto, la distribución de las plantas en el paisaje permite visualizar cómo un grupo se organiza para aprovisionarse. Por ejemplo , una planta herbácea local de distribución extensa posiblemente no requeriría la conformación de grupos de trabajo que se trasladen para ob- tener este recurso. En el caso de las especies de distribución restringida y exclusiva de ciertos ambientes, su obtención podría significar la formación de grupos especiales para aprovisionarse o el establecimiento de breves ocupaciones cercanas a estas micro- zonas. También existe la alternativa de obtener este tipo de plantas a través del intercambio con otros grupos. Asimismo, en estas trayectorias hacia las áreas con estos taxa de distribución restringida, se puede acceder a otros tipos de recursos de interés para estos grupos cazadores-recolectores, por ejemplo, fauna y materia prima lítica, entre otros (Méndez et al. 2012). Se puede decir que la selección de los recursos que utilizará el ser humano está limitada por el medio ambiente que explota, en el sentido que son ciertas especies las que componen las comunidades vegetacionales de los diferentes ti- pos de ambientes. No obstante, ésta también se guía por pautas culturales que incluyen o excluyen a determinadas especies en esta selección (Dennell 1976; Ford 1979; Buxó 1997; Hastorf y Popper 1988; Pérez de Micou 1991). Por tal motivo, los restos arqueobotánicos ingresados al registro arqueológico no son producto del azar. Estacionalidad Considerando que las plantas funcionan como un indicador arqueológico, es posible determinar la estacionalidad de las ocupaciones, lo cual es relevante para la evaluación de los modos de ocupación del espacio y para determinar en qué época fue habitado un sitio (Monks 1981; Chatters 1987). En ese sentido, se pue-
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