Los cazadores-recolectores y las plantas en Patagonia: perspectivas desde el sitio cueva Baño Nuevo 1, Aisén

Manejo de los recursos vegetales en baño nuevo 1 – 173 No obstante, queda por determinar si efectivamente se recolectó nalca para ser llevada al sitio. Para eso se deben buscar otras evidencias arqueobotánicas, por ejemplo, carporrestos, carbones u otros macro y microvestigios. El análisis de tártaro dental humano también fortalece el dato del uso y/o consumo de plantas por parte de estos grupos esteparios. Se logró identificar en el sarro inclusiones de granos de almidón afines a Gavilea sp., Oxalis sp., F. chi- loensis (frutilla) y Cyperaceae, además de un conjunto de almidones con daños por procesamiento y silicofitolitos de Poaceae. Esta evidencia puede hablar de dos dimensiones del uso de plantas que no son excluyentes; por una parte, su consumo, como en los primeros casos enumerados, y, por otra, el uso de la boca como herramienta para ablandar fibras, entre ellas las vegetales, como en el caso de Poaceae y Cyperaceae. Esto último también se refuerza por la presencia de huellas de desgaste en los dientes (Reyes 2006). Sin dudas, la presencia de taxa botánicos comestibles en el contexto del sitio, de microfósiles vegetales en los residuos de uso de algunas piezas líticas y en el tártaro dental de cuatro individuos, están dando señales claras de la explotación y el consumo de plantas en este contexto de cazadores-recolectores esteparios tempranos. Además, la detección de abrasión y desgaste en los dientes de estos individuos y del chipping del esmalte dental avalan la ingesta de semillas y frutos (Hillson 1996). Si bien la interpretación de los análisis isotópicos indican que su dieta se basó en la caza terrestre continental de animales esteparios de tamaño pequeño y de variadas especies (Reyes et al. 2012; Méndez et al. 2014), salvo en el caso del individuo 6 que, más bien, refleja una dieta de fauna de bosque, es posible sostener que ésta se complementó con el consumo estacional de plantas, sobre todo considerando que las partes con mayor aporte alimenticio correspon- den a los frutos, semillas y tubérculos/rizomas, disponibles en ciertas estaciones del año. En la discusión de la construcción de dietas con datos isotópicos se debe considerar que las señales de plantas C3 y las variaciones detectadas en los valores isotópicos en la dieta también pueden ser consecuencia de la ingesta directa de plantas. Es relevante referirse a las discusiones en torno a la asociación de valores altos de δ15N, que reflejan el consumo de proteína animal; sin embargo, según Hather y Mason (2002): “( ...) stable isotope studies which use δ 15N as a measure of relative proportion of plants in the diet have argued that plants are significant suppliers of protein, sup- ported by studies of modern diet (e.g., Richards 2 000), which, however, are based largely on highly-processed, and sometimes fortified, modern foodstuffs. It is only

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