Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
¿TÚMULOS SIN COMPLEJIDAD? – 95 capacidades de la persona que lo ostenta y de la voluntad de la comunidad, la que no le debe obediencia (Clastres 1987[1980], Boehm 1993). Por otra parte, tampoco significa que no existan diferencias o desigualdades en este tipo de sociedades. Más allá de las diferencias por edad y género que son muy comunes, hay líderes y comunidades con más prestigio, más influencia, más grandes y eventualmente con acceso diferencial a determinado tipo de objetos. Tal como lo han señalado también otros (p.e. Flanagan 1989) hay jerarquías y desigualdades también en los sistemas igualitarios, pero éstas no están institu- cionalizadas. Este tipo de sociedades se basa en las relaciones de parentesco, pero son esen- cialmente unidades co-residenciales, en la medida que las personas reconocen su pertenencia al grupo donde residen (y no al linaje del que derivan). La gente que pertenece a la misma comunidad vive junta. Las unidades básicas son por tanto las familias (extendidas), que pueden alcanzar niveles de integración sociopolí- ticos con otras comunidades (“grupo local”), pero donde la cercanía espacial es un aspecto clave. Esto no implica, sin embargo, la concentración de la población a modo de aldeas: una de las características más notorias es la “atomización” de los grupos locales, es decir su dispersión espacial, acorde a un “ideal” de autono- mía y autarquía económica, social y política. Las comunidades tienen un modelo de producción doméstico y son independientes unas de otras. Los mecanismos de integración son el parentesco y las alianzas, que se concretizan a partir de matrimonios. Estas unidades, comunidades familiares co-residenciales y grupos locales, pueden por tanto tener diferencias en tamaño y prestigio, que tienen que ver con la capacidad de los líderes de generar alianzas, acrecentando su grupo familiar y esfera de influencia, algo que ha sido señalado como especialmente relevante (Dillehay 2007; Bowser y Patton 2009), y que a su vez contribuye a su prestigio. Ahora bien, en la medida que la generosidad es un rasgo significa- tivo para el prestigio, el tamaño del grupo productivo es un factor relevante. La posibilidad de contar con más número de personas permite además disponer de mayor fuerza de trabajo, que puede asistir en las tareas productivas colaborati- vas (p.e. construcción de la casa, desbroces de los huertos). Mayor número de aliados posibilita eventualmente el acceso a objetos/bienes distintos. No obstan- te, estos procesos son altamente dinámicos, múltiples situaciones inciden en la mantención de esta cohesión difusa y cambiante, por lo que a través del tiempo, las personas que detentan el liderazgo/prestigio y las comunidades más grandes no siempre necesariamente son las mismas. Por otra parte, también hay diferencias entre sociedades, reflejadas tanto en la escala demográfica de las unidades familiares y grupos locales, así como en lo
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