Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur

74 – iguales pero diferentes en la manera como predicen los modelos derivados de la etnografía de las socie- dades costeras “complejas”, sino como ciertas condiciones “emergentes” e histó- ricamente situadas que no parecen haberse vinculado con la desigualdad social. Más aún, las transformaciones sociales que hemos intentado documentar en este trabajo no conformaron una trayectoria histórica lineal ni permanente, ya que algunos de los indicadores arqueológicos de “complejidad social” que aparecen en el Arcaico iii se transformarán o incluso tenderán a desaparecer en los siglos posteriores (Salazar et al. 2015). Es el caso de los sistemas de movilidad, que ya en el Arcaico iv muestran evidencia de un aumento de la movilidad residencial (y por lo tanto, una gradual desaparición de sitios semipermanentes); la densidad demográfica, que a juzgar por la cantidad y características de los sitios conocidos, así como por la ausencia de cementerios aglutinados, muestra un súbito descen- so desde el 4.000 cal a.p. aproximadamente, para recuperarse sólo varios siglos más tarde, durante el período “Formativo”; y la explotación intensa y posible al- macenaje del jurel, cuya representación en los contextos ictioarqueológicos baja ostensiblemente al menos a partir del 3.000 cal a.p. aproximadamente, o quizás antes. A pesar de estos vaivenes históricos, los dispositivos de navegación y caza en alta mar, y la especialización tecnológica marina se mantendrán en los siglos posteriores, pero estos no siempre cumplirán el mismo rol en términos de las prácticas de socialidad que promovieron, ni de las relaciones entre las personas que posibilitaron. Sin duda recién estamos comenzando a vislumbrar las complejidades de los procesos históricos locales en la costa arreica y la variabilidad que documentan en términos de prácticas de socialidad y sistemas sociales. Para avanzar en esta comprensión, el uso de analogías provenientes de la etnografía, la etnohistoria y la misma teoría seguirán siendo cruciales, pues en arqueología solo podemos observar restos materiales y no comportamientos humanos ni procesos. No obs- tante ello, en nuestro caso las prácticas de socialidad y los sistemas de organiza- ción social que hemos caracterizado no han sido derivados directamente desde referentes analógicos, sino que han surgido de la interpretación de los propios “datos” arqueológicos de “nivel medio” (Preucel y Hodder 1996). Estos datos de nivel medio son, en realidad, interpretaciones construidas a partir del uso de analogías. Pero el hecho de que no se haya usado un único referente analógico (es decir, no provenientes de un único contexto histórico-social) para construir es- tos “datos” de nivel medio, le otorga cierta “independencia horizontal” a dichos “datos” (Wylie 2002), mientras que el hecho de no usar los mismos referentes analógicos entre los niveles medio y alto de interpretación le otorga una “inde- pendencia vertical” adicional a nuestras inferencias (Wylie 2002). Evidentemen-

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