Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
70 – iguales pero diferentes que implicasen permanencias significativas fuera de los propios sitios residencia- les 4 , sugiere que dentro de estos espacios relativamente acotados sus ocupantes compartían cotidianamente los recursos obtenidos, y junto con ello, sus expe- riencias y conocimientos relacionados. Es interesante considerar que la construcción de este sentido de comunidad se gestó a lo largo de varios siglos y no fue, por lo tanto, una intención consciente de algunos individuos ni tampoco un estadio evolutivo necesario o inevitable dentro de la región. De hecho, uno de los incentivos iniciales para la disminu- ción de la movilidad residencial que se observa hacia el 7.500 cal a.p. –decisión fundamental para entender los cambios posteriores en términos de prácticas de socialidad durante el Arcaico iii–, pudo haber sido el contexto ambiental impe- rante. En efecto, la falta de precipitaciones costeras torrenciales desde el Pleis- toceno Final (Herrera y Custodio 2014; Vargas et al. 2006;), habría implicado la paulatina disminución o desecación de las aguadas, la mayoría de las cuales sabemos que se alimentan justamente de este tipo de precipitaciones (Herrera y Custodio 2014; Herrera et al. 2018), mientras que el aumento en la temperatura superficial del mar luego del Holoceno Temprano (Flores et al. 2018), sumado a la estabilización global del nivel del mar durante el Holoceno Medio, en una posición relativamente más alta respecto del Holoceno Temprano (Lambeck et al. 2014), habría disminuido la influencia de las neblinas costeras o camanchaca en la zona, afectando la productividad de los ecosistemas terrestres y de lomas. Una opción que pueden haber tomado los grupos de cazadores-recolectores-pes- cadores de la región frente a estas condiciones podría haber sido justamente el establecerse en forma más permanente junto a la línea de costa y en torno a los re- cursos de agua más estables, abundantes o predecibles de la zona, disminuyendo de este modo su movilidad y dando inicio a nuevas formas de socialidad. Estas, por lo tanto, pudieron ser consecuencias no previstas de decisiones coyunturales en torno a condiciones ambientales específicas, las cuales fueron posteriormente reforzadas y reproducidas mediante las prácticas del cohabitar y compartir, las prácticas económicas basadas en episodios de captura y/o procesamiento colec- tivo del jurel, su posible almacenaje para consumo diferido, y en algún punto hechas conscientes y voluntarias a partir de la materialización de la historia que supuso la reocupación de los conchales y su explícita vinculación con los difun- tos, entre otros aspectos ya discutidos más arriba. La idea de comunidad construida mediante un proceso histórico durante el Arcaico iii parece transformarse a partir del 5.700 cal a.p. con la aparición de arquitectura doméstica y funeraria, los primeros cementerios aglutinados, y la segregación que estas nuevas manifestaciones imprimen dentro de los espacios
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