Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur

52 – iguales pero diferentes Cordillera de la Costa, una mina de óxidos de hierro y efímeros campamen- tos de caza o áreas de aprovisionamiento lítico en la zona de Taltal/Paposo, así como posibles campamentos de agregación social en las laderas occidentales de la Cordillera de la Costa en la zona de Antofagasta y Chañaral/Caldera. Si bien es posible que las transgresiones marinas de finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno hayan dejado tan sólo una visión parcial del asentamiento costero y la organización social de estas poblaciones tempranas, los datos disponibles han permitido proponer para este período la existencia de grupos de baja densidad demográfica y alta movilidad residencial a lo largo de la costa, con una economía marítima de amplio espectro sin evidencias de especialización tecnológica en ar- tefactos para la explotación del mar (Castelleti 2007; Jackson et al. 2011; Llagos- tera et al. 2000; Sandweiss 2008; Salazar et al. 2018). La movilidad residencial a lo largo de la costa se complementó con movimientos logísticos hacia los pies e interior de la Cordillera de la Costa, en especial en busca de recursos líticos de alta calidad para la talla, los cuales se localizan en la pampa desértica, entre 45 y 100 kilómetros desde la línea costera actual (Cf. Ballester y Gallardo 2011; Blan- co et al. 2010; Borie et al. 2017, 2018; Castelleti 2007; Galarce y Santander 2013; Núñez 1984; Salazar et al. 2015 y 2018). El registro arqueológico de la costa arreica muestra un importante hiato en- tre aproximadamente el 10.000 cal a.p. y el 8.500 cal a.p., posiblemente producto de las transgresiones marinas globales de inicios del Holoceno (Grosjean et al. 2007). A pesar de que no es posible por ahora comprender los procesos sociales en dicho momento, actualmente sabemos que todos los sitios ocupados durante el Holoceno Temprano (Arcaico i) fueron desocupados hacia el 10.000 cal a.p. (Salazar et al. 2018), a excepción quizás de una posible ocupación no bien carac- terizada en el sitio La Chimba-13 en Antofagasta (Llagostera et al. 2000). El res- to de los sitios conocidos no parece mostrar evidencias de reocupación domés- tica hasta casi cinco milenios más tarde, y en el marco de sistemas de movilidad y prácticas sociales muy distintas a las del Holoceno Temprano. Hacia el 8.500 cal a.p. advertimos la aparición de una nueva modalidad ocupacional en la costa arreica, esta vez en el sitio Morro Colorado de la zona de Taltal y, posiblemente, en Copaca 1, en la zona de Cobija (Andrade y Salazar 2011; Capdeville 1921a; Castelleti 2007; Castro et al. 2016; Olguín et al. 2015; Salazar et al. 2015). Estas ocupaciones corresponden a lo que hemos denominado Arcaico ii y muestran elementos de continuidad y cambio respecto de lo observado en el Holoceno Temprano. En Morro Colorado, por ejemplo, los depósitos arqueológicos regis- tran ocupaciones antrópicas con presencia de diversas categorías artefactuales y ecofactuales pero de escasa potencia, incluyendo rasgos tipo fogón y conchales

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