Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur

46 – iguales pero diferentes yden 2010; Keen 2006; Koyama y Thomas 1981; Loponte et al. 2002; Lourandos 1985 y 1997; Moseley 1975; Price y Brown 1985; Rowley-Conwy 1983; Sassaman 2004; Yacobaccio 2006, entre otros). Buena parte de estos ejemplos proviene de sociedades con adaptaciones marítimas, cuya relación con niveles más altos de sedentarismo y complejidad social ha sido reconocida desde hace varias décadas por diversos estudios basados en una perspectiva etnográfica o etnoarqueológica comparada (p.e. Arnold 1996; Binford 1990 y 2001; Borrero y Barberena 2006; Fitzhugh 2003; Keeley 1988; Kelly 1995; Yesner 1980). No obstante los avances logrados, la identificación de sociedades cazadoras recolectoras “complejas” en la prehistoria impone una serie de desafíos teóricos y metodológicos a la arqueología. ¿Qué es finalmente una sociedad cazadora re- colectora compleja? y ¿cómo se la(s) identifica en el registro arqueológico? Estas preguntas tienen relación con nuestras concepciones teóricas acerca de la com- plejidad social, y con la definición de indicadores y expectativas arqueológicas. Respecto de las definiciones conceptuales, la literatura muestra aproximaciones diferentes –e incluso contradictorias– que van desde una posición más estricta de restringir el uso de complejidad a aquellas sociedades con desigualdad en las relaciones sociales de producción y con posiciones sociales privilegiadas heredi- tarias (p.e. Arnold 1996; Hayden 2010), a algunas propuestas más flexibles don- de se define a las sociedades cazadoras-recolectoras complejas como aquellas que no se corresponden con el paradigma del modelo forrajero generalizado (Ames 2013), o las que adoptan un concepto de complejidad “abierto a múltiples ca- racterísticas definitorias, no necesariamente presentes en todos los casos y/o en forma simultánea” (Hocsman 2002: 194). Si bien estas concepciones teóricas tienen variadas implicancias en tér- minos de los indicadores arqueológicos para reconocer complejidad social en cazadores-recolectores, en la literatura se ven consensos en torno a variables de- finitorias, aun cuando, tal como señala Hocsman (2002), estas no necesariamen- te están presentes en forma simultánea o en todos los casos. Entre las variables más recurrentemente asociadas a complejidad social destacan la alta densidad poblacional, sedentarismo o baja movilidad residencial, circunscripción social y territorialidad; propiedad sobre los recursos, intensificación económica, pro- ducción de excedentes o focalización en pocos recursos críticos; estatus heredi- tario, complejos rituales, valores estandarizados, bienes de prestigio, almacenaje, manipulación de los ambientes para incrementar la productividad, tecnologías complejas y especializadas e intercambio interregional (Ames y Maschner 1999; Hayden 2010; Hocsman 2002; Keeley 1988; Kelly 1995; Price y Brown 1985; Rowley-Conwy 2001, entre otros).

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