Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur

ARQUEOLOGÍA Y COMPLEJIDAD SOCIAL EN LA PAMPA DEL TAMARUGAL – 231 zonas estas manifestaciones arquitectónicas formativas se consolidan en torno a los 380 y 390 años d.C. respectivamente. En este sentido, a lo largo del Formativo, la costa y precordillera habrían constituido espacios y ambientes sincronizados desde la Pampa del Tamarugal, en particular desde las quebradas de Tarapacá y Guatacondo. Sin embargo, en el caso de Caserones pareciera que el alto grado de complejidad logrado por las sociedades formativas tardías se produjo gracias a la integración regional que se gestó, racionalmente, articulando aquello afuera del proyecto aldeano. Las inno- vaciones arquitectónicas en los módulos residenciales, recintos públicos y en los depósitos o bodegas observados a mediados del primer milenio de la Era, sería consistente con un control productivo y el rol articulador logrado sobre la red de asentamientos menores y ligeros dentro de la pampa. Su condición única y quizás privilegiada terminaría por llevar al amurallamiento del perímetro de la aldea, limitando su crecimiento futuro y cerrando el acceso a nuevos integrantes, a sus depósitos comunales, edificios públicos y religiosos. Esto parece constituir un fenómeno exitoso de centralización, conectividad y sincronización, pero también de desigualdad y exclusión que debió influir y excluir a los campamen- tos tradicionales e incluso a otros poblados de la región que no se integraron a este orden. Unas palabras finales Al comprobar la preexistencia y coexistencia de la diversidad de asentamientos y sólo un par de grandes aldeas, resulta evidente que los patrones arquitectónicos aglutinado y disperso no se pueden reducir a una secuencia evolutiva donde la complejidad social se relaciona de manera directa con un aumento progresivo en la escala de los poblados. Por el contrario, la diversidad de estos asentamientos remite a una complejidad mucho más sofisticada durante el periodo, momento en el cual se buscaron soluciones arquitectónicas en relación con las distintas necesidades e intereses tanto individuales como colectivos. En consecuencia, para alcanzar este “éxito aldeano” fue imprescindible el desarrollo de una larga historia de conocimiento y manejo social del medio, así como del potencial de caza, recolección, agrícola y ganadero que se gestó durante milenios en espacios complementarios y ampliamente disgregados (Santoro et al. 2017). En consecuencia, la dinámica regional de campamentos y aldeas se consoli- da, de igual modo que la forma de vida sencilla y desagregada en viviendas circu- lares y rectangulares aisladas o levemente cercanas dentro de grandes extensiones,

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