Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur

ARQUEOLOGÍA Y COMPLEJIDAD SOCIAL EN LA PAMPA DEL TAMARUGAL – 221 tan subdivisiones internas o adiciones de otros recintos o estructuras similares, maximizando la superficie habitable y el uso de materiales constructivos. Ahora bien, los sitios tanto dispersos como aglutinados de este tipo registran algunos elementos de diseño compartidos con el patrón de estructuras circulares de la tradición temprana en piedra (Adán y Urbina 2007), tales como el uso de pilares o monolitos fundacionales, pisos semi subterráneos, entierros fundacio- nales y una leve curvatura de las esquinas de las estructuras. En los oasis y valles interiores, el patrón rectangular se manifiesta a una es- cala radicalmente mayor en la aldea de Caserones en la quebrada de Tarapacá (Figura 3) y, aunque algo menor, en la aldea La Capilla de Quillagua en el Loa Inferior. Se emplazan en terrenos planos (Caserones) o en suaves laderas aterra- zadas artificialmente (La Capilla), ambos sobre terrazas fluviales que permiten dominar visualmente los cursos permanentes o estacionales de agua, ampliar campos de cultivo y tener acceso a los bosques de algarrobo cercanos. Caserones contiene al menos siete barrios extensos conformados por conglomerados de tra- zado ortogonal, de carácter irregular a cuadrangular (Pellegrino 2011; Urbina et al. 2012a). Éstos se disponen en el sentido noreste-suroeste de la quebrada, están circunscritos por un extenso muro perimetral doble que rodea el poblado limi- tando su crecimiento a una superficie de 3,8 hectáreas; el cual a su vez encierra dos grandes plazas pareadas en el sector sur, cada una de 1.480 y 1.452 m². En el extremo norte está contenido otro conjunto doble de recintos de gran volumen (254 y 229 m²), aunque seis veces más pequeños que las plazas anteriores. Estos asemejan grandes casas parcialmente techadas, al interior del cierre perimetral y frente a la quebrada. La superficie de Caserones, por lo tanto, cuadruplica aque- lla del poblado de Guatacondo. Complementariamente, en la costa lugares como Chomache y luego Pisagua N reproducen asentamientos de conglomerados o módulos aglutinados a nivel de campamento-aldea, compuesto por viviendas de grupos nucleares o segmen- tos de linajes que cohabitan o comparten un mismo sistema de orientación eco- nómica específica (Urbina et al. 2011:93, 2012b; Uribe 2009). Por ejemplo, re- colección de recursos marinos inmediatos como moluscos, peces de orilla, algas y guano; de manera complementaria con el uso del farellón marino para captar otras plantas y neblinas, además de participar de la interacción litoral e interior y llevar a cabo navegación mar adentro para pescar. En suma, existiría un conjunto de asentamientos que utilizaba viviendas rec- tangulares, la mayor parte correspondiente a campamentos localizados entre la costa y las quebradas altas; los cuales implementaron viviendas sencillas aisla- das y pequeños conjuntos de estructuras pareadas, a la par de algunas caletas

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