Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur

ARQUEOLOGÍA Y COMPLEJIDAD SOCIAL EN LA PAMPA DEL TAMARUGAL – 213 estables y el notable surgimiento de arquitectura ceremonial y pública, aludiendo a una mayor complejidad y desigualdad tendiente al surgimiento de formaciones sociales económicamente exitosas y no igualitarias. Las hipótesis que se han ma- nejado para explicar la trayectoria cultural de Tarapacá y sus expresiones sociales como ejemplos particulares del desarrollo de los Andes Centro Sur, se enmarcan en los modelos de control vertical y el tráfico de caravanas como mecanismos que promovieron la complejidad social, otorgándole un papel civilizatorio a las tierras altas con marcado énfasis evolucionista (Muñoz 1989; Núñez y Santo- ro 2011). Sin embargo, este progreso al modo del Neolítico que se vislumbra a partir del discurso dominante sobre el Formativo se vuelve discutible cuando consideramos que bastante evidencia empírica alude a un proceso más intrin- cado e incluso traumático (Lumbreras 2006). En este contexto, las situaciones descritas y los tipos de organización social ancestrales (p.ej. , cazadores-recolec- tores) resultan especialmente motivantes y propicias para ser evaluadas desde la peculiar materialidad de Tarapacá (Uribe y Adán 2012). Paradójicamente, el problema y el caso que estamos tratando se vinculan con lo que analíticamente la arqueología ha concebido como sociedades complejas. Es decir, en oposición a aquellas sociedades que se consideran simples como los cazadores-recolectores con grupos pequeños, más bien móviles y donde el sistema de parentesco confor- maba una organización empleada para resolver la estructura social, económica, política o de otra índole; hasta que esas poblaciones se convirtieron en agricul- tores y pastores dando predominio a la vida sedentaria y grandes grupos sociales (Adams 2000). Según se desprende de lo anterior, las ideas sobre la evolución sociocultural han tendido a coincidir con las filosofías materialistas ( Johnson 2000; Johnson y Earle 2003; McGuire 1983; Stanish 2003). De acuerdo con este enfoque, entendemos que la evolución se ha desenvuel- to en aparente lógica y para la inteligibilidad occidental, en el devenir de las con- tradicciones entre la subsistencia y la economía política. En este marco, dentro de la contradicción entre las economías de subsistencia y política o lo domésti- co versus lo comunitario, la familia participaría de la economía política hasta el punto en que los beneficios individuales excedieron el costo social. Solucionar los problemas de la subsistencia requiere de manera creciente la acción del grupo y un liderazgo, lo que constituiría las condiciones que estimularon el control económico y la desigualdad política. En su función de resolver la subsistencia, los líderes gestionaron la economía para el provecho de los clanes integrantes, aumentando los beneficios de la participación en la medida que la población reaccionaba y presionaba sobre los recursos. En definitiva, cada grupo humano fue concebido en un medio de posibilidades, restricciones y con determinadas

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