Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
200 – iguales pero diferentes Conclusiones Se han descripto atributos del paisaje edificado para examinarlos como con- juntos de recursos de diseño, formales, técnicos y simbólicos que permiten erigir un hábitat construido según las posiciones, capacidades, disposiciones y estrategias sociales de los agentes involucrados en su edificación. Las primeras instalaciones de labradores y pastores en el sur de los valles Calchaquíes están constituidas por conjuntos de viviendas de planta circular y rectangular, distribuidos más o menos cercanos, pero desagregados, mientras que los sitios contemporáneos singularizados con túmulos se revelan de mane- ra notoria al este de nuestra área de estudio (Valle de Tafí, El Mollar). Desde la primera radicación aldeana se inicia la expansión de la población sobre te- rrenos apropiados para su modo de vida agrario, lo que condujo a que los ras- tros de esta domesticación del paisaje se multiplicaran por enormes superficies de un modo iterativo y redundante a todo lo largo del primer milenio ec. A medida que se llenaron los vacíos, se estabilizaron una variedad de modos de ocupación del espacio y se configuraron modalidades de apropiación del pai- saje que abarcaban aldeas aglomeradas, sitios con túmulos, caseríos dispersos o semiconglomerados, puestos de caza y pastoreo y las ocupaciones iniciales en sitios que van a tener un desarrollo posterior. Junto con la modalidad de instalación en grandes poblados conglomerados, adoptada extensamente con posterioridad al 1000 ec, se mantienen estancias rurales de carácter disperso. Durante los siglos viii y ix ec hubo una alta diversificación en los medios de edificación, agrupamiento y concentración del espacio construido, y se re- velan de manera más notable los pocos principios que regulan su ordenación. Se han distinguido lugares donde la edificación colocaba –de manera compac- ta– los efectivos humanos en un espacio habitacional colectivo y destacado, tales como Morro de las Espinillas, Morro del Fraile y, en el Calchaquí Medio, Molinos I, a los que consideramos sedes de interacción social concentrada. Mientras que la erección de monumentos y renovación de estructuras tumuli- formes pudo haber continuado en el valle de Tafí y más al sur en La Rinconada, Piedras Blancas (Gastaldi 2017) o Choya 68, o más al norte en La Angostura, donde se han singularizado hitos en el espacio mediante la colocación de mar- cas visuales y construcciones escenográficas para la conmemoración calendá- rica y ritual. Cabe destacar que las dos formas de inversión arquitectónica tuvieron manifestaciones precoces –aunque fueran menos ostensibles–, es decir, los di- versos medios estuvieron disponibles en una amplia extensión y no se pueden
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