Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
194 – iguales pero diferentes sociales y simbólicas. La textura acumulativa de los rastros materiales vigentes, monótonos y repetitivos, sugiere, precisamente, que fueron un engranaje pri- mordial de la estructuración social que se engendraba en el seno de las sociedades aldeanas. Sin embargo, el carácter repetitivo y redundante de la instalación –de apa- riencia inmutable– que generaron estas prácticas agrarias no debe hacer olvidar que su sistema, aparentemente indiferenciado y autosuficiente, no era cerrado; por el contrario, el microcosmos campesino se insertaba en un universo articu- lado e interdependiente, un espacio global en el que circularon bienes, materias primas y artefactos, como obsidiana (Lazzari 2006; Yacobaccio et al . 2004), sal, cueros, hilo y tejidos finos de vicuña originarios de la Puna (Haber 1999), cebil ( Anadenanthera sp.), recipientes de caracolas para contenerlo y vasijas de cerá- mica procedentes de las yungas (Pérez Gollán y Gordillo 1994), pero también, y sobre todo, personas que se trasladaban desde puntos distantes, desde el Cha- co a la Puna y viceversa, lo que motivaba el encuentro, la confluencia espacio- temporal y la concurrencia de individuos procedentes de ámbitos y trayectorias sociales e históricas independientes, con hábitos y costumbres diferenciados, lo que introdujo desfases, la oportunidad para la coyuntura, el acontecimiento y, en suma, la historicidad. La ordenación aldeana Con el final de la fase Colalao (650-1000 ec) se presenta en nuestra área de estu- dio uno de los primeros ejemplos de los asentamientos compactos, encumbrados y con viviendas adosadas de planta ortogonal, que más tarde se harán comunes durante el lapso comprendido entre 1000 y1500 ec. Se trata del sitio Morro de las Espinillas, fechado en los siglos ix y x (Scattolin 2003) (Figura 11). Reúne una rara conjunción de una arquitectura similar a la de los poblados del Período de Desarrollos Regionales con una cerámica tipológicamente atribuible a lo que, en ese entonces, se consideraba el Período Medio o Temprano (Cigliano 1960) y hoy se consideraría coetáneo al Período de Integración Regional. Morro de las Espinillas comprende construcciones sobre una terraza alarga- da, elevada unos 15 metros de alto, ubicada a la vera del río Pajanguillo. Ocupa 0,6 hectáreas, aunque su actual extensión es menor a la original debido a desmo- ronamientos ocurridos en su borde oriental que han destruido parte del sitio. En esta media hectárea remanente hay unas 30 estructuras de planta ortogonal (densidad: 50 habitaciones/hectárea), colindantes y agrupadas por conjuntos,
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