Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
TRAYECTORIAS DE DIFERENCIACIÓN MATERIAL Y SIMBÓLICA – 189 tos de tales trabajos en las laderas de los valles y bolsones semiáridos. Entre los canchones se disponen las viviendas, distantes varias decenas de metros unas de otras, conformando caseríos dispersos en el patrón típico de estancias o fincas. En Caspinchango-El Ciénago, un extenso sitio con estructuras agrarias y resi- denciales, se excavaron varias unidades domésticas. Cigliano excavó un núcleo de habitación –la Unidad 1– ubicado entre sus bancales de cultivo, está compuesto por cuatro cuartos semisubterráneos. La construcción de las paredes es robusta y con una leve inclinación hacia el interior (1960). Unidades similares han sido excavadas por Lanzelotti (2012). El Ciénago se destaca como un extenso sitio agrí- cola (Figura 8): despedregados, canchones y muros contenedores parecen demos- trar un uso multitemporal del conoide superior para las labores del campo (Ci- gliano 1960; Lanzelotti y Spano 2014). Muy cerca de Amaicha, varios sitios tienen un patrón semejante: Ampimpa, El Remate (uga8359: 900±40 a.p.; uga8360: 1180±40 a.p.; uga 8361: 1130±40 a.p.; Aschero y Ribotta 2007), Bajo Los Cardo- nes (0 al 300 ec; Pastor y Rivero 2004:197) y El Divisadero (aa88060: 1239±47; aa94587: 1275±23; Gómez Augier y Caria 2012). Sobre la misma vertiente del valle de Santa María, el sitio Terraza de Andalhuala Banda parece corresponder al este mismo patrón (Álvarez Larraín y Lanzelotti 2013). Más al sur, los sitios de la falda occidental del Aconquija, como Tesoro I (aa60337: 1251±31 a.p.), Loma Alta, Buey Muerto, Loma Redonda, Ingenio del Arenal-Centro (Scattolin 1990), se ocupaban de manera similar en esta fase. Las dataciones de Loma Alta, desde 1600±120 a.p. hasta 700±50 a.p., sin calibrar, demuestran que este modelo de ocupación se prolonga bastante tiempo y que persistió en las siguiente fases, es decir, que la zona tuvo este patrón hasta mucho después, cuando ya las poblaciones en varios valles habían empezado a concen- trarse en grandes poblados conglomerados del Período de Desarrollos Regiona- les, y es recién entonces que se le puede aplicar el término “rural” por oposición a la nueva modalidad semiurbana. Algo similar ocurrió en el sitio ya mencionado de Caspinchango-El Ciénago, donde un núcleo residencial de recintos circulares dio una edad de 1394±39 años a.p. (aa93103) y otro de recintos cuadrangula- res se fechó en 642±42 años a.p. (aa93104) (Lanzelotti y Spano 2014). La alta dispersión de las viviendas en este patrón de instalación es posible que se deba a la naturaleza peculiar del sistema agrícola que imponía mantener las unidades domésticas cerca de los campos de cultivo, en vez de cerca de sus vecinos, como forma de extender los terrenos de labranza y de sostener e incluso incrementar la producción (ver Drennan 1988: 285; Scattolin 2007b: 142) Aunque los rastros materiales sean menos evidentes, por carecer de paredes de piedra bien preservadas, la llanura aluvial casi plana en el fondo del valle de
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