Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
170 – iguales pero diferentes dicas. Aquí enfocamos sus manifestaciones materiales en la instalación humana en base a evidencia arquitectónica que ocurre sobre extensas superficies. Tomar esta perspectiva de análisis presenta ciertas limitaciones a causa de la mayor inci- dencia y cantidad de datos provenientes de la superficie (Zvelebil et al. 1992:193- 197). No obstante, los sitios se tratarán a esa escala de análisis amplia, la de las construcciones residenciales y sus partes anexas, las cuales pueden distinguirse según su localización, disposición, circunscripción, densidad y volumen, entre otras dimensiones de variabilidad. Estas cualidades materiales pueden poner de manifiesto un capital simbólico asequible de ser apreciado, es decir “una pro- piedad cualquiera, (…) que, percibida por unos agentes sociales dotados de las categorías de percepción y de valoración que permiten percibirla, conocerla y reconocerla, se vuelve simbólicamente eficiente, como una verdadera fuerza má- gica : una propiedad que, porque responde a unas ‘expectativas colectivas’, social- mente constituidas, a unas creencias, ejerce una especie de acción a distancia, sin contacto físico” (Bourdieu 1997: 172-173). En el sur de los Valles Calchaquíes se distinguen –en la escala de análisis mencionada–, al menos, dos modos de estructuración del espacio arquitectónico que han sido considerados, anteriormente, como indicadores de jerarquización de asentamientos (Assandri 2007; Assandri y Gastaldi 2018; Raffino 2007,). Una clase nace de la agregación de personal en un espacio habitacional destacado y la otra surge de la singularización de un punto en el espacio como marca perdura- ble. Ellos demandan inversiones de trabajo material y simbólico por parte de los grupos humanos involucrados, es decir, requieren esfuerzos corporativos. A cada modo se aplican distintos principios de construcción del paisaje, entendiendo principio como “la estructura de la distribución de las especies de capital eficien- tes en el universo social considerado –y que por lo tanto varían según los lugares y los momentos”, tal como fuera definido por Bourdieu (1997:48-49). Aquellos lugares donde la edificación se basó en la concentración de pobla- ción, es decir, la colocación de efectivos humanos en un espacio habitacional aglutinado y destacado, con unidades constructivas colindantes, se manifiestan materialmente como sedes físicas de recursos ligados a la posesión de una red duradera de relaciones de conocimiento y reconocimiento o, en otros términos, de pertenencia a un grupo, es decir, de recursos sociales (una especie de “capital social”) y de fuerza de trabajo (una especie de “capital económico”) (Bourdieu 2000). Representan la construcción de un sitio destacado, fijo, un contenedor definido, un lugar residencial como sede de interacciones sociales concentra- das –con las repercusiones simbólicas que esto haya podido acarrear–, funda- do sobre recursos de estructuración del espacio diferente a aquellos en donde el
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