Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
158 – iguales pero diferentes De lo anterior se desprende que la construcción de los túmulos pudo haber obedecido a un cambio de mentalidad vinculada con la estructura ideológica de los pescadores en torno a concebir un concepto de funebria distinto, entre otros, levantando construcciones sobre el nivel del piso, los que eran vistos de distintos lugares del valle, o colocar un poste como indicador del lugar exacto del entierro. La construcción de estos montículos y las ceremonias celebradas en ellos, al parecer fueron los conductos que ayudaron a una socialización de las comunidades de los valles occidentales, constituyéndose por lo tanto en lugares perdurables, expresando un sentido de temporalidad propio. En este contexto, construir un túmulo, fue una tarea propicia para ver en acción la diversidad so- cial en estos grupos humanos, pues permitió la participación de la comunidad a través de las diversas categorías etarias (niños, jóvenes, adultos y ancianos), cada uno cumpliendo funciones de acuerdo a su rol, apoyados además por familiares con parentesco consanguíneo y ceremonial. Desde el punto de vista de la planificación, la construcción de los túmulos debió involucrar una estrategia organizativa por parte de las personas que com- ponían las comunidades de pescadores. Su construcción implicó tomar decisio- nes como mover gente para el traslado de los materiales, determinar los espacios donde se construyeron, buscar a especialistas para preparar las camadas de fibra vegetal, planificar las ceremonias fúnebres y organizar las fiestas que giraron en torno a mover y reenterrar a los ancestros. Ahora bien, dentro de estas comunidades de pescadores observamos ciertos indicadores que nos llevan a plantear ciertas diferencias por parte de los grupos humanos que construyeron los túmulos. Así por ejemplo, desde el punto de vista de la arquitectura observamos túmulos que por su tamaño y volumen, como los de Az-70 o Az-17, alcanzaron alturas de 6 m lo que implicó por parte de la co- munidad un fuerte movimiento de tierra y recolección de piedras y plantas, estas últimas para construir extensas camadas de fibra vegetal con las cuales cubrieron los cuerpos, a diferencia de túmulos menores que alcanzaron 1 m. de altura, cuyas construcciones fueron más rudimentarias utilizando por ejemplo menos piedras y capas de fibra vegetal. La compleja preparación de camadas, unas más densas que otras y con un fino tramado, implicó un mayor gasto de energía por parte del grupo humano que las construyó. Por otra parte, algunas piezas textiles halladas en los entierros en Az-70, donde se utilizaron técnicas especiales tipo kelim sumada a otras piezas que pre- sentan una iconografía de diseños y colores variados (Muñoz 1987 y 2004; Ulloa 1981), marcan una diferencia respecto a otro tipo de entierros donde las ofrendas no presentan ni la técnica ni la riqueza decorativa, tal es el caso de las vestimen-
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