Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur

LOS TÚMULOS DE AZAPA – 153 de las poblaciones Alto Ramírez, el poder pudo haber operado a través del culto a los ancestros, situación que los habría llevado a construir los túmulos. Las cele- braciones públicas como las que se dieron en estos montículos, pudieron haber ayudado a validar la autoridad, unificar a los grupos o promover alguna obra de los ancestros (Isbell 1997). Si consideramos la ocupación por m² y el número de túmulos, la Pampa Alto Ramírez y la terraza de San Miguel serían las áreas nucleares que concentraron los mayores asentamientos vinculados con las poblaciones formativas asentadas en el valle de Azapa. Por otro lado, en ambos sectores fueron hallados cemen- terios vinculados a poblaciones de pescadores precedentes, inicios del periodo Formativo, como az-14 en Alto Ramírez y az-71 en San Miguel con fechas de 3.000 al 2600 a.p. (Santoro 1980). Estos antecedentes nos inducen a plantear que la construcción de los túmulos al parecer obedeció a un patrón estructural de origen costero, donde la idea de levantar grandes montículos como fueron los conchales (depósitos de basuras de conchas marinas), tal vez tuvo como mode- lo el medio donde las poblaciones se desenvolvieron; específicamente los cerros que conformaron las laderas del Valle de Azapa. En este mismo contexto, Muñoz (1987) plantea que los túmulos de Alto Ramírez, aparte de tener una función funeraria, también habrían tenido un ca- rácter ceremonial debido a que una vez que dejaron de ser utilizadas como ne- crópolis (cementerio) fueron ofrendadas como espacios sagrados, incluso hasta periodos tardíos, como el de contacto Indígena-Hispano; siendo ofrendados en la cima y bordes de los túmulos objetos confeccionadas en metal, lana y produc- tos agrícolas. Otros hallazgos que nos llevan a pensar en el carácter ceremonial de estos túmulos refieren a la presencia de productos comestibles encontrados en las capas más tempranas, principalmente porotos, calabaza y semillas, los que habrían formado parte de ofrendas vinculadas a las ceremonias de fundación de estos monumentos de tierra (Muñoz 2014). Por su parte, Romero (2004:263) señala que los túmulos habrían poseído un significado social vinculado a la ideología productiva (económica) relacionada a su vez con el medio ambiente; postula que las ofrendas dispuestas en los túmulos habrían tenido como objetivo homenajear al monumento y a la ideología que sustentaba a la población en el momento de su construcción, más que ofrendar al difunto. Plantea que los túmulos pudieron haber cumplido la función de hacer trascender ideas mediante la transformación del paisaje. Su ubicación estratégi- ca desde el punto de vista del paisaje, ha hecho que Muñoz (2014) plantee que los túmulos fueron construcciones que delimitaron y representaron el paisaje natural (cerros) y que, a través de los restos mortuorios se transforman en luga-

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