Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur

LA CONSTITUCIÓN DEL LIDERAZGO EN LA CULTURA DIAGUITA CHILENA – 117 consumo de estas vasijas se constituyen en prácticas que reafirman a las comuni- dades a nivel de cada valle, a la par que marcan sus diferencias con las de terri- torios vecinos. A su vez, los estudios efectuados en relación a su manufactura, sugieren que no obstante una importante homogeneidad dentro de estas piezas (especialmente en relación con sus tamaños), no se observa una clara especiali- zación, ni estandarización en su producción, lo que implicaría que no existen focos centralizados de producción, pero tampoco ocurriría una industria a ni- vel de hogar (Osa 2017). Esta situación sugeriría algún nivel de especialización en su manufactura, pero a una escala baja, especialización que también va de la mano con la ya mencionada variabilidad en los tipos y frecuencias de patrones decorativos que se conocen entre los distintos valles (González 2013; Vásquez 2018). Nuevamente, y tal como en el caso de los petroglifos, el mismo proceso de producir, pintar y, finalmente, consumir estas vasijas actúan como prácticas que a diferentes niveles y en distintos espacios articulan a la comunidad en su totalidad con sus narrativas e imaginarios. Construyendo líderes: Humanos, no humanos y mediaciones La relevancia que adquieren el arte rupestre y la cerámica dentro de las dinámicas de reproducción social de las comunidades Diaguita pensamos que va asociada también a construir dentro de los imaginarios y narrativas de estas comunidades a algunos sujetos como personajes centrales que posibilitan la construcción de la comunidad y que pueden interpretarse como líderes. Si bien el grueso del arte Diaguita, tanto en arte rupestre como cerámica, es de carácter no figurativo y por ende dificulta cualquier intento de decodificación interpretativa de éste, lo cierto es que dentro de este universo visual hay un conjunto de representaciones que se segregan y particularizan sobre cada soporte. En el caso de los petroglifos, encontramos un set de imágenes antropo- morfas simple, sin vestimentas, tocados cefálicos, objetos específicos o bien en escenas propias a alguna actividad. Por el contrario, son humanos construidos únicamente por medio de líneas y círculos que no posibilitan ningún tipo de especificación entre ellos (Figura 3). Esta situación la hemos interpretado como indicador de un arte rupestre que promueve el corporativismo y la homogenei- dad entre los sujetos, sin que se utilicen recursos visuales para marcar diferencias entre las personas (Troncoso 2018).

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