Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
LA CONSTITUCIÓN DEL LIDERAZGO EN LA CULTURA DIAGUITA CHILENA – 113 150 km² (Figura 1). Las características y espacialidad de estos sitios de arte rupes- tre muestran que ellos se constituyeron en verdaderos espacios públicos, a mane- ra de plazas, para estas comunidades (Troncoso 2018). Por un lado, se disponen fuera de las áreas de asentamiento, específicamente en laderas de cerro o ingresos de quebrada marcando los límites entre las zonas recurrentemente habitadas por estas comunidades y donde se concentra su registro arqueológico (las terrazas fluviales) y los espacios ocupados posiblemente de manera esporádicas, donde hay ausencia de registro material Diaguita y que son también vías de tránsito para áreas vecinas (quebradas y cerros) (Figura 2). Estos sitios no sólo estarían mediando entre dos tipos de espacios diferentes, sino también entre comunida- des distintas. En efecto, estos sitios muestran una ordenación interna asociada a prácticas de movilidad que permitan la salida desde los espacios de ocupación cotidiana hacia sectores foráneos, muy posiblemente valles vecinos como lo su- giere la relación espacial que presentan estos sitios con rutas naturales de movili- dad interregional y que se continúan usando hasta la actualidad. En tal sentido, estos sitios estarían también mediando entre comunidades, marcando los límites asociados con la salida desde una comunidad y sus espacios de reproducción co- tidiana. Esto se basaría en que se ha postulado que los valles serían las unidades socio políticas básicas de estas comunidades y el registro arqueológico muestra una cierta variabilidad en términos de patrones decorativos alfareros entre uno y otro valle, así como en la intensidad de la producción de arte rupestre (González 2004, 2010; Troncoso et al. 2014). La dinámica de esta práctica se encontró altamente pautada, pues cada si- tio muestra siempre una organización lineal con una orientación de los paneles marcados hacia un rango visual particular que se asocia con el hecho que los petroglifos son manufacturados y se pueden observar siguiendo un eje específico de movimiento asociado a la salida desde cada valle. En otras palabras, los pe- troglifos se observan y se manufacturan siguiendo un eje de movimiento desde el fondo del valle hacia el interior de las quebradas. A su vez, y no obstante la gran cantidad de bloques intervenidos, las superposiciones son escasas (menos de 1%) indicando un pauteamiento en la producción, así como un respeto por las producciones realizadas previamente por otros sujetos de la Cultura Diaguita. Los motivos no son extremadamente variables, pero si se observa una variabili- dad técnica importante y distintos niveles de experticia entre los productores de petroglifos, así como diferencias de pátinas entre los motivos dentro de una roca (Vergara et al. 2016). Todo ello sugiere la existencia de distintas manos manufac- turadoras, pero también de un continuo uso y reuso pauteado de estos sitios. Esta situación se observa más claramente en los grandes conjuntos de arte rupestre
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