Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
LA CONSTITUCIÓN DEL LIDERAZGO EN LA CULTURA DIAGUITA CHILENA – 109 Entender cómo funcionan los líderes y liderazgos dentro de este tipo de comunidades nos parece altamente relevante. Por un lado, ellas pueden servir como punto de entrada para entender posteriormente como estos liderazgos devienen en jerarquías verticales claramente institucionalizadas. Por otro, ellas muestran una amplia diversidad de alternativas (ver por ejemplo trabajos reuni- dos en Vaughn et al. 2010) por lo que permiten ampliar nuestro conocimiento sobre cómo se conforma y reproduce el poder en las sociedades, así como su rol en la constitución de las comunidades. En contraposición a esta situación, la visibilidad arqueológica de estos liderazgos no es tan nítida como en el caso de las sociedades estatales, generando una cierta elusividad y complejidad para su abordaje. Para comenzar a entender y develar el funcionamiento de estos liderazgos nos parece que es importante partir de un aspecto simple y básico, pero en el que coinciden diferentes autores; esto es que para que un líder pueda actuar requiere un conjunto de seguidores que le concedan autoridad para liderar (p.e. Kantner 2010; Pauketat 2010). Esta situación implica que no es posible pensar los lideraz- gos y a los líderes como algo separado de las dinámicas de las comunidades, su devenir histórico y proyectos socio-políticos. Las comunidades son agregados que se construyen y reproducen a través de campos relacionales que están histórica y espacialmente situados. Al ser agre- gados relacionales, ellas se encuentran en un constante proceso de producción y reproducción a partir de las prácticas sociales y materiales que reconstruyen tales campos relacionales (p.e. Harris 2014; Pauketat 2008, 2012; Varien y Potter 2008; Yaeger y Canuto 2000). Esto implica que las comunidades y “lo social” no son entidades estáticas, ni a priori, sino que están en un recurrente devenir y proceso de llegar a ser (Pauketat 2008, 2012; Varien y Potter 2008). A su vez, éstas no se constituyen solamente por actores humanos, sino también por una serie de otros actantes no humanos que son social y políticamente activos (p.e. Allen 2002; De la Cadena 2015; Ingold 2015). En coherencia con esto, los líderes y sus liderazgos están en un constante proceso de producción y negociación dentro del entramado social. Por ello los líderes no sólo requieren la aprobación de la comunidad, sino que también capa- cidades y habilidades para lograr articular los campos de relaciones que constitu- yen a las comunidades en un tiempo y espacio específico (Pauketat 2010). Si bien diferentes autores reconocen en la agencia de los sujetos un valor central a este proceso (p.e. Hayden 2001b, Kanter 2010), lo cierto es que la agencia es una cua- lidad que se encuentra distribuida al interior de un campo de relaciones socio- históricas, más que como un valor innato a una persona, por lo que ese liderazgo
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