Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
100 – iguales pero diferentes criminar viviendas individuales ni su historia ocupacional (Stehberg 1981) y de hecho intervenciones posteriores señalan más bien un área de ocupación acotada (Hermosilla et al. 2005) La distribución desigual de los principales tipos cerámicos (Aconcagua Sal- món, Aconcagua Rojo Engobado y Aconcagua Pardo Alisado), así como de las particularidades de cada uno de estos tipos cerámicos (Falabella et al. 2003; Prie- to 2004; Baudet 2004), sugieren comunidades de práctica relativamente acota- das espacialmente en distintas localidades (Massone et al. 1998; Falabella et al. 2003; Prieto 2004; Baudet 2004). Las diferencias evidentes de dieta entre las poblaciones que habitan los valles de la cordillera de la costa y la costa respecto a las del interior (Falabella et al. 2007) apuntan en dirección contraria a una supuesta integración regional. Por otro lado, las ofrendas fúnebres destacan más bien por su escases y “po- breza”, existiendo una alta proporción de entierros que no presentan ningún tipo de objeto asociado, y cuando sí la presentan, éstas, compuestas principalmente por vasijas cerámicas, son numéricamente menores, existiendo pocos objetos únicos (p.e. collares) o que puedan ser considerados como “objetos de prestigio” (p.e. metales, aquí también muy escasos). A pesar de que se han identificado di- ferencias en los tamaños de los túmulos y en la distribución de las ofrendas en ellos (Sánchez 1993, 1995, 1997), hasta el momento no existe ningún enterratorio que sobresalga en términos de sus ofrendas. De esta manera el foco parece estar más bien en la comunidad (representada en y a través de la construcción de los túmulos) que en las personas. Todo lo anterior nos sugiere que una situación como la esbozada puede com- prenderse mejor si no tratamos de imponer un modelo de evolución social hacia una sociedad “compleja” que involucre necesariamente un cambio estructural en las formas y lógicas de la constitución de la comunidad y de las relaciones esta- blecidas entre sus miembros. Sugerimos en cambio, que esta situación, sin negar que efectivamente sea diferente a la del período anterior, puede comprenderse bajo las mismas lógicas que éstas. La existencia de liderazgos más fuertes y consolidados, que involucran la po- sibilidad de contar con la voluntad y disponibilidad de un número considerable de personas es un escenario perfectamente posible en el marco de liderazgos ba- sados en el prestigio y no necesariamente implican jerarquías institucionalizadas ni cambios estructurales en las formas como se relacionan las personas. La ha- bilidad para manipular las relaciones de parentesco y de alianza de algunas uni- dades domésticas, basada en la capacidad y características personales, permite la existencia de grupos o comunidades de distinto tamaño. Esto implica ciertamen-
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