Iguales pero diferentes: trayectorias históricas prehispánicas en el Cono Sur
8 – iguales pero diferentes como para que en su interior pueda ser incluido prácticamente todo; cualquier sociedad, no siendo compleja o parte de las comunidades más simples, forma parte de este conglomerado. Pero esta misma amplitud hace a la vez que aquellos conceptos pierdan su “poder descriptivo”, pues lo que ubicamos ahí es tan varia- ble que hay pocas características que sean compartidas por todas las sociedades allí incluidas. Por ello, y cambiando el punto desde el cual se las observa, pasa a ser más interesante entonces justamente poner atención en esa diversidad. Es de- cir, asumir, explorar y discutir esta variabilidad, no sólo para ver cuáles cosas son comunes y cuáles diferentes, sino también porque desde ahí, y sin abrazar mo- delos evolucionistas previos, surgen varias preguntas y se develan presupuestos. Uno de los presupuestos más arraigado en relación con estas sociedades es que ellas están “en tránsito” hacia “algo” (cf. Rowley-Conwy 2001), en tránsito hacia la complejidad social, y en definitiva el Estado. El evolucionista soterra- do que, en mayor o menor medida cada arqueólogo/a lleva dentro, nos induce a pensar que estas sociedades son algo “pasajero”, que tarde o temprano deben cambiar hacia algo más complejo. Este presupuesto, por tanto, nos ha llevado a no reflexionar en demasía sobre estas sociedades en su propio mérito, pues serían entidades “en proceso de cambio”, sociedades que han abandonado un estado sólido (el de las sociedades simples), pero que aún no han arribado al siguiente (el de las sociedades complejas). Su principal característica, por tanto, es estar en tránsito entre dos formas sociales claras, y es desde estos dos “puntos de cer- teza” desde donde se las ha buscado abordar tradicionalmente (cf. Arnold 1996, Parkinson 2002). De esta manera, los numerosos y sucesivos cambios a los que necesariamente nos vemos enfrentados en nuestros registros arqueológicos de larga duración, tienden a ser interpretados bajo la óptica de la complejización y la evolución de lo simple a lo complejo. Esto, a pesar de que bajo nuestras narices hay variados y contundentes ejemplos etnográficos de sociedades de este tipo, las que no se encuentran en un proceso de transición, sino que ellas son de por sí una forma social permanente. Esto, por supuesto, no implica necesariamente que se hayan mantenido o se vayan a mantener siempre iguales, sino que, por el contrario, se transforman y re-organizan, pero sin nunca convertirse en socieda- des complejas, Estados o Imperios. Por otro lado, la diversidad misma debería hacernos cuestionar el anterior presupuesto. La variabilidad económica, de subsistencia, de diferenciación, de organización, de producción de bienes materiales, de patrón de asentamiento, entre otros, es tal entre estas sociedades, que difícilmente pueda ser razonable pensar que todos los posibles cambios tienen un solo origen y un único desti- no. Si bien algunas comunidades finalmente devienen en sociedades complejas
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