Docencia y desarrollo profesional
40 DOCENCIA Y DESARROLLO PROFESIONAL: FUNDAMENTOS, DEBATES Y PERSPECTIVAS Es necesario, al momento de analizar la figura del/la formador/a de docentes en educación continua, tener en cuenta estas consideraciones respecto de las actuales comprensiones de la profesi n docente y el desarrollo profesional, puesto que de ellas surge de manera natural un conjunto de requerimientos a los que deben responder quienes ejercen las diversas funciones del/la formador/a de formador/a en educaci n continua docente. Formador/a de formadores/as en la educación continua docente La figura del/la formador/a de docentes aún es una materia pendiente en el campo de la investigaci n educativa en América Latina, aunque en el ltimo tiempo empieza a cobrar un creciente interés debido al efecto indirecto que tienen sobre este campo las reformas sobre la formación inicial y continua de docentes, las que han significado, desde hace unos cuarenta a os, la concentraci n de la formaci n en las universidades de la regi n (Vaillant, 2002; Viau, 2007). En el caso de Chile, la Ley 20.903 (2016) crea un sistema de desarrollo profesional docente el que, en el caso de la formaci n inicial y continua de profesores/as, instala nuevas exigencias a las instituciones formadoras que propician un proceso de transformaci n sustancial de la formaci n docente. Universidades acreditadas con carreras de pedagogía igualmente acredi- tadas, exigencia de la nueva ley, ser n las nicas que podr n impartir carreras pedag gicas y participar en la formaci n continua de profesores/as en servicio, junto a otras agencias priva- das y fundaciones que también han de acreditar su preparaci n y experiencia para participar en el plano de la formación continua docente. Este hecho inevitablemente significará, para las casas de estudios superiores, la generaci n de políticas institucionales que apunten al fortale- cimiento de las competencias de sus cuerpos académicos y equipos profesionales que parti- cipan de la formaci n de docentes, en especial de los que son parte de la educaci n continua universitaria. A pesar de aquello, como ya se ha dicho, los estudios centrados en la figura del/la formador/a en educaci n continua docente son escasos y se sit an m s bien en el mbito de la formaci n inicial o, cuando m s, se circunscriben a los procesos de mentoría para docentes noveles. El estudio de las y los formadores, con capacidades especialmente desplegadas para la forma- ci n continua y el DPD, es un campo abierto a la exploraci n (Viau, 2007; Mamaqui y Miguel, 2011; Vaillant y Marcelo, 2015). Por lo general, los estudios relacionados con la formaci n de docentes en servicio abordan al/ la formador/a m s bien como una dimensi n anexa a aquellas que cobran mayor interés para los/as investigadores/as. Esta falta de visibilizaci n del sujeto formador como un objeto de estudio en sí mismo se expresa en la complejidad de establecer para este tipo de académicos y profesionales competencias, habilidades y roles específicos (Mamaqui y Miguel, 2011). No obstante, existen algunos trabajos que aportan a la conceptualizaci n y comprensi n de este rol. Vaillant (2002) afirma que el/la formador/a de formadores/as está dedicado a la formación de profesores/as en la formaci n inicial y continua, adem s de jugar roles de asistente técnico o asesor/a en los procesos de planificación, implementación y en la búsqueda de la innovación pedag gica. De este modo, la autora aborda los dos grandes campos que abarca el/la formador/a de docentes en servicio en el desarrollo de su rol: el de docente que lleva adelante tareas académicas tradicionales en el dise o y dictaci n de cursos de formaci n y el de profesional que asesora y/o acompa a a docentes y equipos docentes en el contexto escuela. Las reformas en marcha han visibilizado y consolidado esta segunda figura, la del o la docente experto/a, asesor/a o par experimentado/a, el/la mentor/a informal o formal de docentes noveles (Vaillant, 2002).
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