Docencia y desarrollo profesional

22 DOCENCIA Y DESARROLLO PROFESIONAL: FUNDAMENTOS, DEBATES Y PERSPECTIVAS es uno de los autores que ha puesto de relieve la noci n de aprendizaje entre pares compren- diéndolo como experiencias de aprendizaje desarrolladas en forma natural o deliberada que favorecen tanto individualmente al/la docente como a grupos de docentes y a la escuela en su conjunto. En esta línea, Joyce y Showers 1988, citados por (Hargreaves, 1996) se alan que la investiga- ción educativa indica que la enseñanza entre pares aumenta significativamente la posibilidad de éxito de nuevas estrategias de ense anza: “Los profesores aprenden mejor en forma colec- tiva que en forma individual” (Hargreaves, 1996, p.18). Así se ha asentado la noci n de aprendizaje profesional colaborativo, la cual reconoce que los/ las docentes aprenden de sus pr cticas pedag gicas: aprenden a aprender, a buscar, a seleccionar, a experimentar, a innovar, en fin, a enseñar. Para ello, el aprendizaje profesional colaborativo combina distintas estrategias que involucran acciones entre los pares, tales como el aprendizaje de nuevas formas de enseñar y de evaluar, la reflexión sobre lo que acontece en el aula de clases y la formulaci n y revisi n de proyectos educativos institucionales, con la presencia de expertos internos y externos (Calvo, 2014, p.114). Fullan (2004, citado por Calvo, 2014) profundiza en las acciones colectivas que permiten el desarrollo del aprendizaje profesional colaborativo que genera la interacci n formal e informal entre docentes a través del encuentro y la charla profesional entre pares; la lectura y la indagaci n sobre los diversos factores involucrados en el quehacer docente; la detecci n de las propias necesidades formativas; la toma reflexiva e informada de decisiones y la vuelta sobre ellas para afinarlas o transformarlas. Es a partir de estas acciones en colectivo, que pueden insertarse procesos de aprendizaje profesional colaborativo (p.113). La escuela como espacio de aprendizaje. En consecuencia, estos enfoques postulan a la es- cuela como un espacio fundamental para la generaci n de conocimiento y aprendizajes do- centes, dado que es un escenario “natural” para el aprendizaje colaborativo, el cual se trasforma en una estrategia institucional que responde a las necesidades locales y específicas del centro escolar. La escuela es vista como una organizaci n que aprende, lo que ubica a la formaci n docente como un eslab n clave en la cadena de profesionalizaci n de todo el conjunto de agentes educativos (OEI, 2013). Desde esta mirada, el desarrollo profesional suele ser m s efectivo no cuando es impartido por expertos alejados del sitio de trabajo, sino, cuando se encuentra inmerso en la vida y el quehacer de la escuela, cuando cuenta con el incondicional apoyo y participaci n del director o directora y cuando constituye el foco de acciones y debates colaborativos (Little, 1993, citado por Hargreaves, 1996, p.18). Estas nociones sobre la escuela como unidad generadora de saberes y aprendizajes han im- pulsado su integraci n como un escenario necesario para la formaci n continua docente, pro- piciando el car cter situado y contextualizado de la formaci n.

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