Docencia y desarrollo profesional

177 DOCENCIA Y DESARROLLO PROFESIONAL: FUNDAMENTOS, DEBATES Y PERSPECTIVAS comunidades de aprendizaje puede colaborar con esto, lo mismo que un estilo de gesti n que facilite la participaci n (Krichesky y Murillo, 2011). Necesidades formativas de los y las asistentes de la educación Para aprobar la acción formativa y obtener la certificación, se debía elaborar una propuesta de intervenci n para implementar en sus comunidades educativas, que requería de un diagn stico y posibilidades de abordaje. Tras un análisis de los proyectos elaborados fue posible identificar las preocupaciones e intereses de los y las asistentes de la educaci n, las problem ticas que visualizaron en sus espacios de trabajo y la forma en que creían se podían abordar. Lo anterior, permite identificar la comprensión que lograron sobre la convivencia escolar y la dimensión formativa de su rol, lo que pone a la base elementos que sería recomendable incorporar en acciones formativas que aborden su rol. Por ejemplo, en varias propuestas se reduce la convivencia a lo normativo disciplinario, afirman - do que “sentimos la necesidad de mejorar la conducta de los estudiantes, para así recuperar la buena convivencia entre estos mismos” (Propuesta N°8). En otras, se profundiza en elementos de contexto que explican su realidad y se afirma que “la deficiencia laboral, la desorganización, el hacinamiento y falta de espacios hace que los trabajadores se estresen y entren en un esta- do incompetente, que se sientan incapaces de realizar sus quehaceres diarios” (Propuesta N°7). En cuanto a los actores educativos que son considerados para la implementaci n de los pro- yectos, en la mayoría de las propuestas se sugieren actividades que incluyen, en orden decre- ciente, a estudiantes, asistentes de la educación, docentes, directivos y, al final, apoderadas/os. Es evidente que el foco est en actores educativos con los cuales se relacionan cotidianamente en el desempe o de sus funciones, intentando mejorar tanto las condiciones de permanencia en el establecimiento como las pr cticas relacionales al interior de las comunidades educa- tivas. Es fundamental fomentar competencias vinculadas a la comprensi n de las relaciones sociales en el mbito educativo. Por otro lado, en los proyectos presentados, las y los asistentes de la educaci n evidencian sus anhelos, intereses y necesidades como integrantes de una comunidad educativa, coexistiendo elementos de empoderamiento y autonomizaci n del rol junto a concepciones asistencialistas de lo educativo y dependientes de la autoridad. Se evidencia una falta de claridad respecto a la relaci n entre el rol y las posibilidades de participaci n en la gesti n del establecimiento e incluso acerca de los niveles de autonomía en su desempeño. En una de ellas se afirma que se “pedir autorizaci n en direcci n para realizarlo y ver quién sería el encargado de que se lleve a cabo” (Propuesta N°9). La precariedad de la concepci n del rol y las funciones que desempe- ñan las y los asistentes de la educación es evidente; afirman que en ocasiones las acciones que se les “encomiendan” escapan al ejercicio de su rol o explícitamente declaran que la respon- sabilidad de su invisibilizaci n de su rol se aloja en el equipo directivo. Esta percepci n de las y los asistentes de la educaci n presente en una parte de las propuestas da cuenta de ciertas problem ticas en la construcci n de la relaci n con otros actores educativos, en especial, con docentes y directivos. M s all de lo anterior, el foco de las acciones planteadas est en la superaci n de distintas situaciones que no favorecen los aprendizajes de las y los estudiantes. Existe un claro prop sito de incorporar el sentido pedag gico de su quehacer en la concepci n de su rol. Se evidencia la disposici n de las y los asistentes de la educaci n para participar del proceso formativo de sus estudiantes, proponiendo acciones transformativas posibles de implementar en su realidad. Todas las propuestas plantean un mejoramiento pensado en las y los estudiantes, aunque in- volucren a otros actores educativos. Ejemplo de esto son las propuestas de mejora de espacios recreativos o la gesti n del recreo de manera entretenida, pero también aquellas que abordan

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