Alberto Minoletti: el vuelo de un grande
86 Alberto Minoletti | El vuelo de un grande Fue un excelente viaje, muy interesante. Aprendimos mucho los dos. Él viajó en business, por su edad me dijo, y yo fui atrás, pero la aerolínea de Qatar es tan buena que fue como si estuviera en primera clase también. Quedamos alojados en un hotel y podíamos coincidir en los desayunos y en la cena. Allá había unos tacos gigantescos, así que pasamos mucho tiempo en auto juntos, entre reuniones y las visitas a los diferentes centros de salud en distintas partes del país, así que tuvimos mucho tiempo de conversar. ¿Qué más recuerdas de esos días en Qatar? Ahora, en retrospectiva, lo que más valoro son estas conversaciones, y nuestras caminatas, explorando los museos, los pasatiempos y los mercados locales. Hablamos mucho, porque soy preguntona y le pedí que me contara cómo fue su formación profesional y su etapa fuera de Chile, cuando estuvo exiliado en Canadá, donde trabajó y empezó a formar su familia. Fue entonces que me explicó lo desafiante y dif ícil que fue para él, ser extranjero por varios años, y además tener que no solo ejercer profesionalmente en otro idioma sino también ser pareja y padre y persona en otra cultura. Me dio a entender que sabía cómo podía sentirme yo, estando enunpaís distinto almío, y donde debo incorporarme a una sociedad diferente y con otro idioma. Eso fue especial porque a pesar de mis ahora casi 10 años aquí en Chile, me siento igual extranjera y era como él se sentía en Canadá. También recuerdo era muy chistoso – tenía un sentido del humor muy lindo – y cuando me quería compartir alguna reflexión o comentario más sensible o agudo, cambió a hablarme en español, y reímos un rato. Él era notoriamente muy reservado de su vida personal. ¿Te habló alguna vez de su familia e hijas? Sí. Desde el inicio del viaje, cuando lo estábamos planificando, siempre notaba que él estuvo muy interesado de volver lo más pronto posible a Chile, para estar con su señora e hijas. Llegamos la noche antes de las reuniones y él se fue la tarde que terminamos, porque se iba a casar prontamente una de sus hijas, Marissa, y quería estar presentes para todas las preparaciones familiares, además de regresar a estar con su señora. Durante nuestras conversaciones, pregunté Capítulo IV - Sara Schilling
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