Alberto Minoletti: el vuelo de un grande
17 Alberto Minoletti | El vuelo de un grande los diez años. “Tuvo una enorme paciencia y les ayudó a dominar un juego que exige mucha rapidez mental e inteligencia”. Otra gran diversión que adoptó con los años fue el avistamiento de aves, un pasatiempo al que se entregaba con todo, estudiando la enorme variedad de especies de pájaros que habitan el planeta y fotografiándolas en los lugares más recónditos donde se les puede avistar. “Fue siempre muy mateo”, coinciden ambas hijas pues todo lo que despertara su interés, lo estudiaba de manera minuciosa, comprando libros e ilustrándose en profundidad en las materias que buscaba aprender. Andrea y su pareja, especialistas en la observación de estas especies, fueron quienes alentaron su entusiasmo por el mágico mundo de las aves y compartieron diversas expediciones en familia, por distintos humedales en costas, cumbres o áreas silvestres, donde Minoletti lograba divisar cercanamente a las aves y vivir una extraordinaria aventura con sus cantos y coloridos. Tito, el menor de tres Alberto fue el menor y tercero de los hermanos Minoletti-Scaramelli. Guido su hermano mayor cuenta que fue el único de los tres que tuvo el privilegio de nacer en una clínica, pues su hermana Gilda y él fueron dados a luz en casa, como se estilaba entonces. Con emoción Gilda recuerda que mamá les presentó a ambos un bebé de mirada azul intensa al que llamaron Tito, como diminutivo de Alberto. Tranquilo, observador, creció en el barrio de Avenida Matta sur, en una casona grande, donde solía mirar por horas las hileras de hormigas, jugar a la pelota con su hermano mayor por 6 años y en una oportunidad comerse a escondidas una caja de galletas, porque era un goloso, resalta Gilda. Una infancia feliz, en la que recibió los mimos de sus padres y particularmente de su hermana Gilda: “Era mi niñito regalón. Me encantaba tenerlo en brazos, mirar sus ojos azules y tomarle sus manos inquietas. Parecía un muñeco”, dice su hermana evocando esos tiempos. El hermano Guido le enseñó a leer con solo cinco años de edad. Siempre fue muy callado, a diferencia de Guido que gustaba de cantar y era entonado, pero Tito no, él era muy desafinado, coinciden los hermanos, entre sonrisas. Guido se Capítulo I - Alberto
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