Alberto Minoletti: el vuelo de un grande
132 Alberto Minoletti | El vuelo de un grande de individualizar la situación jurídica de los internos con todas sus consecuencias que eso tuvo. El problema quedó abierto con la necesidad de responder a la situación de aquellas personas que además de su enfermedad mental hubiesen cometido un delito por el que deberían mantenerse bajo medidas de seguridad. En consonancia con las corrientes internacionales, decidieron crear unidades sanitarias, no judiciales, donde pudieran recibir programas terapéuticos y bajo medidas de seguridad. El Gobierno de la Nación aportó recursos para crear cuatro de esas unidades, que se suponían iban a estar dispersas en el territorio nacional. Sin embargo, en contra de la opinión que compartíamos Alberto y yo, se decidió sacarlas a una especie de subasta entre las regiones, de tal modo que dos de ellas fueron instaladas en la localidad de Putaendo. Un error que Alberto Minoletti lamentaba pero que no pudo evitar. Psicólogos Paracaidistas Otro de los aspectos que ambos profesionales compartieron fue la necesidad de que Chile contara con equipos profesionales de salud mental a lo largo del país; pero no pudo ser por la negativa de la mayoría de los gobiernos de las regiones, ya que las comunas carecían de presupuesto para remunerar psicólogos. Más aún, los presupuestos municipales con frecuencia no podían mantener el costo de los medicamentos prescritos para acabar el mes. Fue entonces cuando Minoletti consiguió presupuesto en el MINSAL para enviar un psicólogo a cada unidad de los servicios de Atención Primaria de Salud. Le llamamos la operación “Psicólogos paracaidistas”. Aún sabiendo de antemano que un psicólogo per se sólo podría ser un profesional de referencia para derivar pacientes con problemas mentales a servicios especializados. Alberto peleó, pero no consiguió un resultado más favorable dentro de un problema estructural del servicio de salud de Chile. Torres concluye que el Dr.Minoletti debería ser recordado como el de una buena persona que al mismo tiempo mostraba una gran capacidad de programación. Su debilidad radicaba en su principal virtud: evitaba el politiqueo, la lucha por el cargo de más mando. Su método era la conversación, convencer a través de la palabra. Capítulo V - Francisco Torres
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