Alberto Minoletti: el vuelo de un grande

102 Alberto Minoletti | El vuelo de un grande viajó muchas veces a Iquique y comprometió recursos y una fuerte colaboración con quienes estábamos allí. Aunque con más sagacidad que recursos, aplicamos pequeñas trampas al sistema, postulando a proyectos concursables de fondos regionales, gracias a los cuales echábamos a andar dispositivos que, una vez instalados, se hacía imposible cerrarlos al final de cada proyecto. Lo primero fue terminar con la unidad de pacientes crónicos en el hospital de Iquique. Allí, Minoletti nos apoyó con fondos para la puesta en marcha de cuatro hogares protegidos entre Iquique y Alto Hospicio. Fue un proceso muy bonito porque fuimos capaces de superar las comprensibles desconfianzas de pacientes y sus familias gracias a estrategias de trabajo colectivo preparatorio de los cambios, les explicamos que estos cambios apuntaban a superar las limitadas condiciones de existencia que les deparaba una condición de institucionalización a divinis y nos volcamos con esta iniciativa a despertar ciudadanía y expectativas de derechos sociales frente a la institucionalidad de salud. Ayudamos con éxito reinsertar a treinta personas que estaban residiendo en camas hospitalarias en condición de evidente negación de su ciudadanía; esto se consiguió creando un colectivo que integró a profesionales, técnicos y administrativos del Servicio de Psiquiatría con usuarios, sus familiares y las nacientes agrupaciones de éstos, tras una meta de recuperar espacio público para sus vidas, reabrir sueños, enriquecer los vínculos con el mundo social, transformándolos en vecinos de la población, etc. Con esta misma estrategia y método de aprovechar la necesidad para crear el órgano y defender luego su existencia, echamos a andar varios dispositivos, un hospital de día (el segundo en antigüedad en el país), un centro diurno, talleres laborales donde capacitamos a los usuarios para fabricar pan, hicimos una amasandería y consensuamos con las organizaciones de familiares que se hicieran cargo de administrar estos proyectos y dieran la batalla para que las autoridades continuaran dando financiamiento para su supervivencia. Alberto nos impulsó a que los propios actores de la red de salud y salud mental fueran unos verdaderos agentes de transformación y dieran origen a una nueva lógica de atención a través del fortalecimiento de redes sociales y de la participación comunitaria, especialmente mediante el desarrollo y la capacitación de las agrupaciones de base, las cuales fueron a la larga fundamentales en los logros alcanzados en Iquique. Capítulo IV - Carlos Madariaga Araya

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