Arqueología de la región atacameña

98 RICARDO E. LATCHAM por toda la ladera nos permitió llegar a qlballo hasta la cima del morro. La cúspide termina en dos puntas planas separa- das por una pequeña quebrada. En cada una de las puntas hay una atalaya que domina el valle en toda dirección. La primera consta de un rectángulo pircado de 10 mts . por 6, cuyo muro tiene un poco más de 1 mt. de altura. El segundo y más lejano, situado en el borde de un precipicio que cae hasta el valle 100 mts. más abajo, no es más que un muro , detrás de la misma punta del cerro. Por un lado de la ladera , baja desde la cima una quehrada que separa la ciudad en dos partes desiguales. Las orillas de la quebrada presentan riscos de varios metros de altura y so- bre éstos se había construído edificios cuyos muros caían ver- ticalmente sobre la quebrada y que por consigui ente se desta- caban de 105 demás. Una de éstos en especial llama la atención, pues se puede distinguir desde todas partes de la ciudad y del valle. Es a la vez uno dé 105 edificios más grandes yen estado más perfecto de todos los de la ciudad. Construído sobre un risco saliente, queda casi aislado de las demás construcciones . Con frente recto en el lado que da al callejón, asllme la forma de un óvalo alargado en la parte fundada sobre el risco. Sus mllros tienen una altura cerca de tres metros. Domina toda la parte inferior de la ciudad y puede haber sido de algún jefe o cacique. Fig. 30 a. No hallamos otros artefactos en estas ruinas que algunos fragmentos de alfarería ordinaria y unos pocos morteros y metates quebrados" Llama la atención la escasez de morte- ros en este recinto, uno por cada cuatro o cinco casas, cuando eraf! tan abundan tes en Lasana. ' Parece que los terrenos que actualmente cultivan los veci- nos del aiilo Quito y que llegan hasta el mismo pi'e del cerro, serían los mismos que cultivaban los habitantes de esta anti- gua ciudad y el sistema de riego debe haber sido el mismo. El frente de la ciudad, en la base del cerro, tiene un largo de . más o menos 150 mts. y bU extensión, desde el muro de defensa, hasta la atalaya, medida por la superficie de la ladera , sería otro tanto, aunque va disminuyendo en anchura a medida que sube. Por lo que podríamob juzgar, la ciudad tendría unaS 250 habitaciones y si contamos cinco personas por familia se puede calcular la población en 1,000 a 1,200 almas. Fuera del radio del morro en que están situadas estas rui- nas, casi no existen otras construcciones de piedra en toda la comarca. Todos 105 edificios, antiguos y modernos, son de adobes o adobones, aun los del pueblo de San Pedro. Creíamos que ésta podría ser una innovación del tiempo de

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