Arqueología de la región atacameña
ARQUEOLOGÍA DE LA REGlÓN ATACAMEÑA 93 pequeñas colinas que se presentan como contrafuertes de un largo declive que baja del Cerro Echado y dan frente a una extensa llanura. Estas colinas se levantan sobre la pampa a unos 25, 30 Y 40 mls. respeclivamente. La ciudad se halla sobre e l terminal de una antigua corriente d'e lava que ha ba- jado al parecer del Cerro Echado y ésta ha proporcionado el material para las construcciones. Dicha piedra volcánica es porosa, obscura, casi negra y da a la ci udad un aspecto fúne- breo Si podemos lIan'lar <c iudad blanca > a Laóana, «ciudad roja' a las ruinas de San Pedro de Alacama, de que hablare- mos máó adelante, tendremos que llamar «ciudad negra, a Turi. Esta ciudad tiene una extensión de norte a sur de 300 a 400 mts. y de oriente a poniente de 200 mts . La parte infe- rior parece ser más an tigua que la superior y se nota una dife- rencia de construcción entre un sector y otro. Como no existen lajas en la vecindad, ni materiales a pro- pósito para hacer argamasa, los muros están construídos en forma de pircas . Algunas de las piedras ' empleadas están canteadas y esquinadas, pero por lo general tienen fÓ¡'mas redondeadas o irregulares y están simplemente yuxtapuestas como en las pircas. En la parte baja, los muros de las habitaciones no tienen una allura mayor de 1 a 1.20 mt . En la parte alta los muros alcanzan hasta 2 mts. y más, y se nota mayor esmero en su construcción y mayor selección de los materiales . ' Las habi- taciones de la parte baja no tienen trojes como las del sector de más arriba, que las tiene de dos tipos; uno con techo abo- vedado, como los actuales hornos de pan, y el otro rectangu- lar como las de Lasana. Ambos tipos ll evan en su parte infe- rior aberturas cuadrangulares en forma de ventanilla. No se pudo estudiar la forma de las puertas pOl"que éstas no quedaban intactas en ninguna parte, así es que nó se sabe s i ll evaban dintel de piedra como en Lasana. Por los restos que quedan en pie se puede deducir, sin embargo, que su cons- trucción, en la parte a lta de la ciudad era parecida a las de este último lugar. El borde occidental de la ciudad está marcada por él tér- mino de la corrien te de lava de que hemos hablado. lVJ ás allá, en el plan, se ven solamente las corridas de piedras que seña- lan los antiguos campos de cultivo hoy abandonades Por la orilla orien tal corre un camino, ll amado «Camino del In.{;a> que sube la colina desde el sur y sigue c;:si rectamente hacia el norte. Este camino tiene una anchura dé tres metros
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=