Arqueología de la región atacameña
ARQUEOLOGíA DE LA REGIÓN ATACAMERA 89 das a la a ltura del pecho de un hombre e indudablemente ser- para para disparar flechas desde el interior. Los restos de numerosas acequias en la vecindad demues- tran que la llanura a los contornos del pucará fué regada y cul- ~, aunque hoy está completamente seca y sin cultivo. Un poco al oriente de la población, se ha abierto en el suelo una gran can tera, de donde se sacaron las lajas para las cons- trucciones. Er\ esta cantera que tiene una profundidad de cuatro metros se ha excavado una serie de cuevas o cavernas que sirvieron de cementerio para los muertos. Las sepultu- ras han sido totalmen te saqueadas por los buscadores de te- soro o de antigüedades y no quedan en ellas más que huesos destrozados y fragmentos de a lfarería ordinaria, sin decora- ción. A diez kilómetros más al norte, siguiendo por el valle del Loa, se encuentran las ruinas de Lasana. Aun cuando las conocíamos de reff"rencia, desde hace muchos años, no las habíamos visitado . Aprovechando la estada en Chi u - Chiu, durante nuestra reciente excursión, nos trasladamos a l lugar y durante dos días hicimos un estudio del recinto . Por su extensión, su relativo buen estado de conservación y su estilo arquitectónico, muy superior a lo de cuantas ruinas indígenas habíamos visto en el país, esta ciudad prehistórica contituye una de las reliquias más interesantes y de mayor importancia de los antiguos pobladores de Chi le. Fig. 23. Si tuada en una abra del valle del Loa, se ha aprovechado un pequeño morro que por un lado cae perpendicularmente al río y por el otro desciende en falda suave a una estrecha lla- nura cercada por los otros lados por a ltos barrancos. La cima y las faldas del morro, en una extensión de más de doscientos metros de largo están cubiertas de las habitaciones que for- man la ciudad . La anchura de 'ésta varía de 25 mts. en los extremos, hasta 100 mts. o más en su parte central. Todas las construcciones son de lajas cimen tadas con barro, que a causa del agua salobre usada en la mezcla, se ha puesto tan dura como la piedra. Al contrario de lo que pasa en Quillagua, las construccio- nes de Lasana tienen muros que pasan de tres metros de altura; tienen puertas y aun ventanas y troneras, bien formadas con lajas delgadas. Las casas son comuni cadas con callejuelas angostas e irregulares, con muchas vueltas y revueltas y, que, a menudo terminan en pequeñas plazoletas. Las casas son de una sola habitación, pero casi todas tienen trojes interiores, construídas de piedra, algunas tienen además una trox exte- rior y no pocas otra subterránea. Las casas son generalmente
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