Arqueología de la región atacameña
10 RICARDO E. LATCHAM norte de la provincia de Tarapacá, pero no se generalizaron en la parte meridional del ierritorio ocupado por los atacamefíos. Después de escrito este estudio, pero afortunadamente antes que entrara en prensa, pudimos efectuar una nueva excursión arqueológica a la región comprendida entre el río Loa y el norte del Salar de Atacama. Así pudimos visitar nuevamente Cala- ma, Chiu - Chiu, Lasana, Turi, Aiquina, San Pedro de Ata- cama y Toconao. En varios de estos puntos hicimos nuevas excavaciones, visitamos y e.studiamos las ruinas de algunas anti- guas ciudades indígenas y pudimos resolver algunos Pll11tos du- dosos de la arqueología de la zona. Los resultados de estas investigaciones los hemos podido incor- porar e.n el presente trabajo y darle de esta manera una forma más definitiva . En Cala.ma, tuvimos la suerte de descubrir un antiqu"Ísimo cementerio, completamente intacto y en él abrimos 26 sepulturas. Pertenece (f¡ la época epígonal de Tiahuanaco, contemporáneo con otro que habíamos reconocido dos años antes en Ancachi, cerca de Quillagua. Un tercer cementerio de la misma época lo hallamos en Tchécar cerca de San Pedro de Atacama. De la comparación de los artefactos encontrados en estos tres cemente- rios, hemos podido hacer ciertas deducciones que arrojan bastante luz sobre la cultura de aquel lejano período y que permiten hacer una coordit,ación con la de la misma época en el extremo norte del país y en el Sllr del Perú. Las minas de las antiguas ciudades indígenas de Ch-iu - Chill, Lasana, Turi y San Pedro de A tacama, son también en extremo Ít,teresantes y dan llna mejor idea sobre el grado de adelanto arquitectónico alcanzado por estos indios durante la época chin- cha - atacameña. Tuvimos noticias de mrios otros grupos de minas en la región, pero desgraciadamente el tiempo de que dis- poníamos no nos permitió visitarlas . Pudimos no.ar qtle el sistema de edificación er,tre los ·indígenas de la región en nada ha cambiado . Construyen y techan sus casas de la misma manera como lo hadan hace muchos siglos. En muchos otros respectos perduran toda!l"Ía sus antiguas cos- tumbres y supersticiones y en muy poco )1On asimilado la civili- zación moderna, prefiriendo siempre sus antiguos métodos y prácticas. Nuevamente ptldimos comprobar la muy poca infmencia ~jer cída en toda esta zona por la cultura de los incas . Con la el"Cep- ción de algunas construcciones de adobes de indudable estilo in- caico, no encontramos en la región otros vestigios de su ocupa- ción. Ni un solo artefacto de los hallfldos puede atribuirse a esa época o cultura. En cambio, el rastro de la cultura introducido
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