Arqueología de la región atacameña

74 RICARDO E. LATClIAM mujer, el cadáver se hallaba vestido de una camisa o túnica, ceñida a veces con una faja larga, ambas de lana. En gene- ral, el atado encerraba por completo al cadáver, pero al gunas veces dejaba la cabeza libre. Las mujeres, muy a menudo, llevaban el cabello arreglado con un sinnúmero de trencitas delgadas. Con gran frecuencia el cabello se ha teñido de un color amarillento, parecido al que produce el agua oxigenada que emplean las morenas para convertirse en rubias. No sa- bernos si esto ha sido in tencional o si ha sido post - mortem, debido al salitre u otras sales contenidas en las tierras de las sepul turas. Las momias de la época chincha - atacameña, práctica- mente no se distinguen de las de la época anterior, sino de la clase y decoración de las telas empleadas para envolverlas y por el tipo de los objetos que componen el ajuar que las acom- paña. En nuestras excavaciones en Quillagua, extrajimos cerca de 50 momias de estas épocas, en buen estado, las que actual- mente se hallan en el Museo Nacional de Chile , donde tam- bién existen otras recogidas en diferentes partes del territorio. En este período no se sepultaban los párvulos en cemente- rio aparte. Los de tierna edad los hemos enco.ntrado, a veces' enterrados juntos con sus madres, pero no sabríamos decir si en estos casos se trataba de infanticidio, aunque es posible. Cuando moría una mujer embarazada, le extraían el útero junto con los intestinos, sacaban el feto, si éste tenía algunos meses y hacían de él un atadito aparte, sepultándolo junto con su madre . Hemos hallado varios de estos fetos inmaturos. De una carta recibida de un amigo que reside en Chuqui- camata, aficionado a hacer excavaciones en los antiguos ce- menterios, copiarnos la descripción de un entierro que excavó en Chiu - Chiu. - En el centro del cementerio hallarnos, por medio de una varilla de acero, una sepultura. Limpiarnos la arena que la cubría y hallarnos luego la piedra redonda que la cubría y al levantarla encontrarnos una tumba que no había sido saqueada. Luego descubri'mos flechas pintadas, todas en secciones, fuentes con maíz, conchas marinas, husos y tor- teras, todos bellamente esculpidos y en seguida una camisa hecha de piel de huanaco, en forma de p~tll - over sin mangas. Debajo de ésta hallarnos dos pies. Enlazando éstos con un cordel, saqué a tiros la momia de una mujer con un infante en los brazos, sepultada cabeza abajo, cerca de la superficie. Seguirnos cavando y encontrarnos más flechas con puntas de silice, diferentes clases de vasijas y un jarro lleno de crema o pasta . Hallarnos también dos gorros con plumas de fla-

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