Arqueología de la región atacameña
ARQUEOLOGÍA DE LA REGIÓN ATACAMEÑA 73 pueblo la costumbre encon trada en otras partes de Sud Amé- rica de corta r las cabezas de los enemigos muertos en combate, para ll evarlas como tro feo. Los cadáveres serían recogidos por los deudos pa ra darl es sepultura en los aillos a que perte- necían. Las mujeres de esta época, al parecer, no acostumbraban trenzar el cabello; a lo menos no hemos encontrado esa clase de peinado en las momias . En cambio, hemos hallado mo- mias de mujeres con el pelo partido en dos gruesas crenchas em ueItas apretadamente con hilos delgados de lanas de dife- rentes colores, que caían por las espaldas. Los hombres lle- vaban el pelo suelto, cortado al nivel de los hombros. En los únicos cementerios que conocemos de esta época, los tejidos estaban casi totalmente destruídos y nada podemos asegurar respecto de los indumentos, salvo que se usaban fra- zadas y mantas. En esta época encontramos por primera vez cadáveres de niños sepultados en urnas de greda. No son muy numerosos y solamente conocemos algunos hallades en los rededores de San Pedro de Atacama, en Tchécar y en Vilama. En estos casos los cuerpecitos estaban desnudos. Se habían utilizado las grandes ollas que eran muy comunes en la región. Es posible que esta costumbre era más generalizada, porque en Vilama encontramos numerosos restos quebrados de grandes vasijas, como igualmente huesos de niños de corta edad dis- persos por la superficie del suelo. Como dijimos, casi todas las sepulturas habían sido saqueadas y nos fué difícil encon- trar una intacta, de manera que no podemos hablar con mayor seguridad respecto de la frecuencia de esta costumbre. Las sepulturas de la épeca atacameña indígena son más numerosas y más conocidas, pues se encuentran en muchas partes de la región. Continuaban enterrando los muertos de cuclillos, hechos atados funerarios, pero desapareció la cos- tumbre de enterrarlos de espaldas corno en el período an terior, o recostados sobre un lado. Las telas con que se envolvían las momias eran de lana de llama , generalmente gruesas y tos- cas. Parece que era muy usual emplear las frazadas que du- rante la vida habían utilizado como abrigo. A veces tenían otro envoltorio interior. más delgado, pero no era corriente. La mayoría de las telas usadas para envolver las momias eran listadas, de colores sobrios, predominando el rojo, y el negro, alternados con el color natural de la lana. Algunas telas eran uniformes de color, casi siempre el tinte natural de la lana, que variaba según el color del animal que la proporcionaba. Ocasionalmente, y en especial cuando se trataba de una
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