Arqueología de la región atacameña
ARQUEOLOGÍA DE LA REGIÓN ATACAMEÑA 67 abandonadas ligeramente. Buscando con esa rapidez se dió con una sepultura bastante ancha. Varias piedras grandes servían allí de tapas . Dos hoyos hondos y circulares estaban no junto a otro. Eran hombre y mujer enterrados allí. A etro y medio de profundidad apareció el varón con el cuerpo encogido, las rodillas pegadas a la ba rba, los brazos por delan le (le las can illas, hecho todo un pequeño bulto; era la práctica más general para arreglar los cadáveres entre los indios. La momia de la mujer no estaba tan enterrada, sólo a un metro (le la superficie. El envoltorio de mantas con teni endo el ca- (láver se encontró sobre un montón de yerba mullida. ' Canales también describe algunas de las sepul t uras halla- (las en Pisagua y en Punta Pichalo. <Los sepulcros indígenas de Pisagua empi ezan desde la misma ciudad, hacia el sur, a orilla del cerro, hasta llegar a l gTan núcleo que forman en Punta Pi chalo . En el año 1872 se hallaron a lgunas tumbas dentro de las mismas casas del puerto. En el edificio de la «Agencia de vapores> pudo sa- carse momias que desper taron la atención. Enterrado a un a profundidad no mayor de 40 cm. a poca distancia de las ca- sas, se descubrió la momi a de un hombre con el cuerpo com- pleto, de espaldas y con los brazos estirados. Ll evaba puesto un poncho de algodón , grueso, con dibujo~ a cuadritos, pin- tados de negro, amarillo, colorado y blanco. Encima le ha- b ían colocado un gran caparacho de tortuga de 70 cm. de largo que le cubría compl etamente la cara y el pecho. > Se encontró también, dentro de la Agencia de vapores, la momia de una muj er , colocada de espa ldas y desnuda, ente- rrada superficialmente a los 40 cm., más o menos . -En los cementerios de la parte alta de Pi sagua no hay mo- mias encogidas como en los gen ti lares del norte: todas están acostadas de espaldas.> <Casi todos los restos están cubiertos de unos tej idos de lana. También se encuentran niños pintados 'con diferentes colores. Parece ser una e«nerie de 1 ;erra con la cual se han llenado los cuerpos. » Estos datos coi nciden bastante bien con la descripción que da Uhle de las sepulturas de la región y son muy parecidos a lo que hemos observado personalmente en Pi sagua y otras partes de la costa. Años atrás tuvimos oportunidad de abrir una doct:na de sepulturas de la época chincha - atacan¡eña, en Conchi (1), ( 1) La Alfarería Negra de la regjó", alacamtña, por Ricardo E. Latcham. Revis ta Universitaria. Afio XII. N.o 8, Sant ia¡o, 1927 .
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