Arqueología de la región atacameña
ARQUEOLOGiA DE LA REGIÓN ATACAMEÑA 63 más que comer o beber. Terminadas estas ceremonias vuel- ven a en terrar al muerto. Encontramos otra costumbre curiosa en Chiu - Chi u. Hay en el pu('ulo una iglesia muy antigua, fundada en 1602. A ambos lados de la puerta principal de esta iglesia, se ven en la parte exterior, dos hileras de ataúdes, apilados uno encima de otro, seis por un lado y cinco por el otro, su jetos por estacas plantadas en el suelo . Estos ataúdes son de los sacrista nes de la iglesia que han muerto durante sus funciones. Según las creencias populares, son los guard ianes y seres tutelares del templo. Se supone que lo cuidan y que son encargados del aseo . Cuando, los días Sábado, el sacr istán en ejercicio encuentra tierra y polvo en el interior de la iglesia, antes de limpiarl a, sale primero a retar a los difuntos por flojos y desa- seados que han olvidado de sus obligaciones y los amenaza con hacerlos llevar al cementerio. Muchas otras costumbres y supersticiones que todavía existen entre los indios de la región, demuestran que, en el fondo, son tan paganos como sus antepasados y que han asi- milado muy poco la religión y la cultura europeas . En las ruinas de Lasana y de San Pedro de Atacama, los muertos se enterraban en las casas mismas, en sepulturas ca- vadas en los pisos de las habitaciones ya menudo forradas de piedras o lajas En algunos casos, cuando los barrancos for- maban uno de los muros de la habitación, se abría en ellos una especie de gruta, para colocar allí el muerto, tapándola des- pués con una pirca o muro de lajas. . Las grutas naturales en la vecindad de las habitaciones tam- bién se utilizaban de preferencia y en este respecto nos hacen recordar las gr utas funerarias de Casabindo y otras localida- des de la puna de Jujuy que Vignati considera exclusivas y características de aquella región cuando en verdad es común la costumbre a toda la zona montañosa andina. Los tipos de entierros que hemos descrito, aunque especia- les de las épocas citadas continuaban a través de los sucesivos períodos y much as veces es solamen te por la clase de artefac- to y el estilo de decoración ha ll ados en ellos que podemos saber la verdadera época a que pertenecen. En la época chincha - atacameña se nota pocas modifica- ciones en la forma general de las sepulturas o en la posición de los cadáveres . Continúa en el uso de pozos cilíndricos, pero en muchos de ellos se ha suprimido el techo y han sido totalmente rellenados de t ierra , aunque suelen encontrarse también otras de la forma antigua, con o sin nichos en el fondo. En algunas partes como en Calama, el cementerio grande de
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