Arqueología de la región atacameña
58 RICARDO E. LATCHAM pudimos establecer que este cernen ferio pertenecía a la época de Tiahuanaco y a la epigona l siguiente. Allí encontramos una tableta de madera, de esas usadas para el rapé, con mango rectangular igual a las existentes en el Museo Nacional de Chile, un tubo de hueso con boquilla de madera de la misma época, cucharas y espátulas de hueso de formas sencillas, una cucharita de madera de mango corto perforado longitudinalmente y terminado en punta saliente, un arco completo, restos de varias flechas, una de las cuales tiene punta sujeta con mástica', piedrecitas perforadas para collar, husos y torteras de madera y muchísimos fragmentos de alfarería doméstica sin decoración, dos cantaritos completos del mismo estilo y, lo que era de mucho mayor importancia, algunos pequeños pedazos de aquella cerámica roja clara con decoración lineal negra que hasta ahora solamente conocíamos por las piezas procedentes de San Pedro de Atacama y que hemos descrito en un capítulo anterior, Hallamos además un hermoso paño, en parte destruído, de lana, cuyos dibujos eran típicamente tiahuanaqueños y que reproducimos más adelan te en la Fig. 107. La pobreza de este cementerio se debe a que, en tiempos más modernos, el sitio en que está ubicado, había formado parte de terrenos regados y el contenido de las sepulturas se había destruído en gran parte por la humedad. Las excavaciones que allí efectuamos nos proporcionaron otras novedades. Una buena proporción de los esqueletos que desenterramos carecía de cabeza y los cráneos no apare- cían en ninguna parte . l\Iás tarde encontramos el mismo hecho en Chiu - Chiu yen San Pedro de Atacama . En ambas partes hallamos momias sin cabeza. Años atrás, durante unas excavaciones qu'e hacíamos en Guayacán, cerca de Co- quimbo, hallamos una sepultura que contenía s{'is esqueletos, todos igualmente sin cabeza. No sabemos el motivo de esta decapitación, que según datos recogidos en la zona parece haber sido bastante común. Las sepulturas de este cementerio eran todos en forma de pozos ovalados de 1,20 mt. a 1,50 mt. de profundidad . Los cadáveres eran a veces colocados de espaldas y a veces recos- tados sobre el lado derecho siempre con las piernas ligera- mente recogidas. Por la humedad quedaban pocas momias, pero en todas las sepulturas hallamos esqueletos. La mayor parte de los cráneos que pudimos extraer demostraban una deformación echada, a veces exagerada. Una de las momias que pudimos extraer en más o menos buen estado de conservación, . tenía la cabeza envuelta en un
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