Arqueología de la región atacameña

ARQUEOLOGÍA DE LA REGIÓN ATACAMEÑA 321 San Pedro de Atacama y una tercera encontrada por nosotros en Quillagua. El mango de madera es curvo, formado de un codo natural de una rama, o bien la unión de dos ramas. En el brazo más corto se ha hecho un rebaje en el cual se ajusta la hoja. La hoj a se sujeta a l mango por medio de un correón de cuero que envuelve apretadamente las dos piezas del aparato. Fig. 141 - 2. En el Museo Etnográfico de Berlín existe otro ejemplar enastado, hallado por Uhle en Taranto, cerca de Casabindo, Puna de Jujuy y fué reproducido por Ambrosetti, El Bronce en la Regi6n Calclzaquf. F ig. 16, pág. 200. En la misma obra el autor presenta una serie de veint idós hojas de azuelas, en- con tradas en su mayor parte en la región diagui tao Refirién- dose a ellas, dice: «el fi lo no es igual en las dos caras : en la inferior que se adaptaba sobre el man<Yo, es plano, recto; mien- tras que en la superior iba redondeándose o mejor toma la forma convexa hacia abajo como conviene a las hojas de esta clase que debían de cortar golpeando con el filo de arriba para abajo. ' Hemos encontrado hojas de este tipo, con el fi lo en chaflán que se han usado como cinceles o formones, semiachatarlas en la parte superior con los golpes que han soportado. CUCIlILLOS Cuchillos rectangulares con el filo redondeado o recto se han hallado en diferentes partes de la región atacameña. La mayor parte tienen una perforación cerca del dorso, probable- mente para suspenderlos. Desde el período de Tiahuanaco se ha conocido este tipo, pero personalmente no hemos encontrado ningún ejemplar de dicha época y solamente dos o tres pertenecientes a la época atacameña - Indígena, sin saber si sean de cobre o de bronce. Dos de ellos, hallados uno en Chiu - Chiu y el otro en Arica, existen en el Museo Nacional de Chile. Los demás que se eh- cuentran en el mismo mu <:eo son de la época chincha - a taca- meña sirven para demostrar la persistencia de tipo. Parecidos a ellos son unos ir.s'.: rumentos que tienen una forma casi idéntica, pero con un pequeño saliente en el centro del dorso con una perforación como para suspenderlos. Son más gruesos y pesados que los cuchillos y no tienen filo. Ambro- setti los llama cail/es o placas pectorales, pero no estamo<; segu- ros de que tuviera razón. Provisoriamente, 3in embargo, \ aceptamos esta clasificación. También existen dos de ellos en el Museo Naciona!. ARQlJEOl.oGl. 21

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